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3er Domingo de Pascua (A)(23 de abril de 2023)

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Domingos y Festivos.

emaus

Después de su resurrección, Jesús se apareció a sus discípulos y a mucha gente, pero “algo les impedía reconocerlo”.

  • Cuando leemos este pasaje del Nuevo Testamento pensamos: ¿Cómo es posible que estuvieran delante de Jesús y no fueran capaces de reconocerlo?
  • Algo similar nos puede ocurrir a nosotros. Cuando venimos a la Iglesia, ¿somos conscientes que estamos ante el mismo Jesús, realmente presente en el sagrario? ¿Hablas cara a cara con Él? Si nos gusta tanto hablar con nuestros amigos ¿por qué nos cuesta tanto hablar con Jesús? Da la impresión de que hay algo en nuestros “ojos” que nos impide reconocerlo. ¿Has levantado alguna barrera entre Jesús y tú?

Después de caminar y permanecer un rato junto a esa “persona extraña”, estos dos discípulos reconocieron que su corazón se había ido encendiendo y llenando de alegría. No fueron capaces de reconocer a Jesús, pero al menos se dieron cuenta que estar junto a Él y escucharle les daba de una profunda alegría: “Se decían el uno al otro, ¿no ardían nuestros corazones mientras que Él nos acompañaba en el camino?”

Cuando los discípulos de Emaús estaban llegando a su destino, Jesús hizo ademán de seguir, fue entonces cuando éstos le invitaron a  entrar en su casa y quedarse con ellos.

  • ¡Qué bello sería que le pidiéramos a Jesús que nos acompañara siempre: en nuestro camino, si estamos enfermos, cuando descansamos en el hogar, cuando salimos de vacaciones…, en todo momento!
  • Él será siempre nuestra mejor y más fiel compañía. ¡Invítalo a quedarse contigo!: “El día ya cae, la noche está cercana!¡Quédate con nosotros, Señor!