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Octubre, el mes del Rosario

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Santo Rosario.

mes del rosario 

La devoción al Santo Rosario

 El pueblo cristiano siempre ha sentido la necesidad de la mediación de María, Omnipotencia suplicante, y se multiplican así a lo largo de los siglos las devociones marianas. Sin embargo, entre las devociones a María, con el paso de los años, una se destaca claramente: el Santo Rosario. Se compone de veinte decenas de Avemarías, intercaladas por el rezo del Padrenuestro y del Gloria y añadiéndose al final las invocaciones de las letanías lauretanas. A la oración vocal se une la meditación de los misterios gozosos, dolorosos y gloriosos.

 Hay una primera época en donde los cristianos solían recitar los 150 salmos del Oficio divino. Pero los que no sabían leer los sustituían por 150 Avemarías, sirviéndose para contarlas de granos enhebrados por decenas o de nudos hechos en una cuerda. A la vez se meditaba la vida de la Virgen.

Cuentos con moraleja: "Un consejo para vencer al demonio"

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Cuentos con moraleja.

Devil

Un día estaba un joven en su casa y alguien llamó a la puerta. Al abrir se encontró al diablo, quien lo agarro del pelo, lo golpeó y luego se fue.

Se preguntó el muchacho:

— ¿Qué debo hacer si el diablo vuelve a venir?

De pronto, vio pasar a Jesús y pensó:

— Si Él está en mi casa el diablo no entrará.

Entonces lo invitó a pasar, le mostró la casa y le preguntó:

— ¿Puedes venir mañana antes que el diablo pase por aquí?

Al día siguiente el diablo volvió a llamar a la puerta; Jesús ya estaba dentro de la casa… El muchacho muy tranquilo abrió la puerta y el diablo volvió a darle una tremenda paliza.

Domingo XXVIII del T.O. (B) (13 octubre 2024)

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Domingos y Festivos.

jovenrico

(Mc 10: 17-30)

“Salido al camino, corrió a él uno, que, arrodillándose, le preguntó: Maestro bueno, ¿qué he de hacer para alcanzar la vida eterna? Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, sino sólo Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no adulterarás, no robarás, no levantarás falso testimonio, no harás daño a nadie, honra a tu padre y a tu madre. El le dijo: Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud. Jesús, poniendo en él los ojos, le amó, y le dijo: Una sola cosa te falta; vete, vende cuanto tienes y dalo a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo; luego ven y sígueme." Ante estas palabras se anubló su semblante y fuese triste, porque tenía mucha hacienda. Mirando en torno suyo, dijo Jesús a los discípulos: ¡Cuan difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen hacienda! Los discípulos se quedaron espantados al oír esta sentencia. Tomando entonces Jesús de nuevo la palabra, les dijo: Hijos míos, ¡cuán difícil es entrar en el reino de los cielos! Es más difícil a un camello pasar por el hondón de una aguja que a un rico entrar en el Reino de Dios. Fijando en ellos Jesús su mirada, les dijo: A los hombres sí es imposible, mas no a Dios, porque a Dios todo le es posible. Pedro entonces comenzó a decirle: Pues nosotros hemos dejado todas las cosas y te hemos seguido. Respondió Jesús: En verdad os digo que no hay nadie que, habiendo dejado casa, o hermanos, o hermanas, o madre, o padre, o hijos, o campos por amor de mí y del Evangelio, no reciba el céntuplo ahora en este tiempo en casas, hermanos, hermanas, madre e hijos y campos, con persecuciones, y la vida eterna en el siglo venidero, y muchos primeros serán los últimos, y los últimos los primeros”.

“Salido al camino, corrió a él uno, que, arrodillándose, le preguntó: Maestro bueno, ¿qué he de hacer para alcanzar la vida eterna?”

Según nos cuenta el evangelio un hombre, que estaba bastante interesado en ser bueno, se acerca corriendo a Jesús y se pone de rodillas ante Él. No hemos de olvidar nunca que aunque Él quiere ser nuestro amigo, es también nuestro Dios; por lo que nuestra actitud ante Él ha de ser de cariño y también de adoración. Adorar a Dios es un intento de ponernos a nosotros en nuestro lugar y a Él en el suyo. Es un reconocimiento de su divinidad. “Sólo ante Dios te arrodillarás”.

Se acerca a Jesús para preguntarle qué ha de hacer para alcanzar el cielo. Por el evangelio sabemos que ya cumplía los mandamientos; pero él se daba cuenta que le faltaba algo más. Y Jesús ahora se lo va a decir.

“Una sola cosa te falta; vete, vende cuanto tienes y dalo a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo; luego ven y sígueme”

Jesús rápidamente se dio cuenta cuál era el problema de esta persona y es por ello que va al fondo del mismo. Estaba apegado a las cosas materiales. Ese era el obstáculo que le impedía amar a Dios sobre todas las cosas. Jesús, animado por el “deseo ardiente” de esta persona se lo manifiesta: Has de abandonar todo lo que tienes y seguirme.