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San Pedro y San Pablo (29 junio)

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Santos.

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Cada 29 de junio, en la solemnidad de San Pedro y San Pablo, apóstoles, recordamos a estos grandes testigos de Jesucristo y, a la vez, hacemos una solemne confesión de fe en la Iglesia una, santa, católica y apostólica. 

Pedro, el amigo frágil y apasionado de Jesús, es el hombre elegido por Cristo para ser “la roca” de la Iglesia: “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” ( Mt 16,16). Aceptó con humildad su misión hasta el final, hasta su muerte como mártir. Su tumba en la Basílica de San Pedro en el Vaticano es meta de millones de peregrinos que llegan de todo el mundo.

Pablo, el perseguidor de Cristianos que se convirtió en Apóstol de los gentiles, es un modelo de ardoroso evangelizador para todos los católicos porque después de encontrarse con Jesús en su camino, se entregó sin reservas a la causa del Evangelio. Se dice que es uno de los hombres que más amaron a Jesucristo.

Cuentos con moraleja: "¡Corta la cuerda! Dios te lo pide"

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Cuentos con moraleja.

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Cuentan que un alpinista, desesperado por conquistar el Aconcagua inició su ascenso después de años de preparación, pero queriendo la gloria para él solo subió sin compañeros. Empezó a subir y se le fue haciendo tarde, y más tarde. Nervioso e inquieto por llegar a la cima cuanto antes, no se preparó para acampar, sino que decidió seguir subiendo. Mucho antes de haber llegado a lo más alto, el sol se ocultó y pocos minutos después se hizo completamente de noche. Ya no se podía ver absolutamente nada. Todo era negro, no había luna y las estrellas estaban cubiertas por las nubes.

Subiendo por un acantilado, a sólo cien metros de la cima, se resbaló y se desplomó por los aires… caía a una velocidad vertiginosa, sólo podía ver veloces manchas más oscuras que pasaban en la misma oscuridad y la terrible sensación de ser succionado por la gravedad.

Seguía cayendo… y en esos instantes, pasaron por su mente todos los momentos de la vida. Él pensaba que iba a morir, sin embargo, de repente sintió un tirón muy fuerte que casi lo parte en dos… Sí, como todo alpinista experimentado, había clavado estacas de seguridad con candados a una larguísima soga que lo amarraba de la cintura.

Domingo XIII del T.O. (B) (30 junio 2024)

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Domingos y Festivos.

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(Mc 5: 21-43) o  (Mc 5: 21-24; 35-43)

“Y tras cruzar de nuevo Jesús en la barca hasta la orilla opuesta, se congregó una gran muchedumbre a su alrededor mientras él estaba junto al mar. Viene uno de los jefes de la sinagoga, que se llamaba Jairo. Al verlo, se postra a sus pies y le suplica con insistencia diciendo: -Mi hija está en las últimas. Ven, pon las manos sobre ella para que se salve y viva. Se fue con él, y le seguía la muchedumbre, que le apretujaba. Y una mujer que tenía un flujo de sangre desde hacía doce años, y que había sufrido mucho a manos de muchos médicos y se había gastado todos sus bienes sin aprovecharle de nada, sino que iba de mal en peor, cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la muchedumbre y le tocó el manto -porque decía: «Con que toque su ropa, me curaré»-. Y de repente se secó la fuente de sangre y sintió en su cuerpo que estaba curada de la enfermedad. Y al momento Jesús conoció en sí mismo la fuerza salida de él y, vuelto hacia la muchedumbre, decía: -¿Quién me ha tocado la ropa? Y le decían sus discípulos: -Ves que la muchedumbre te apretuja y dices: «¿Quién me ha tocado?». Y miraba a su alrededor para ver a la que había hecho esto. La mujer, asustada y temblando, sabiendo lo que le había ocurrido, se acercó, se postró ante él y le dijo toda la verdad. Él entonces le dijo: -Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz y queda curada de tu dolencia. Todavía estaba él hablando, cuando llegan desde la casa del jefe de la sinagoga, diciendo: -Tu hija ha muerto, ¿para qué molestas ya al Maestro? Jesús, al oír lo que hablaban, le dice al jefe de la sinagoga: -No temas, tan sólo ten fe. Y no permitió que nadie le siguiera, excepto Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegan a la casa del jefe de la sinagoga, y ve el alboroto y a los que lloraban y a las plañideras. Y al entrar, les dice: -¿Por qué alborotáis y estáis llorando? La niña no ha muerto, sino que duerme. Y se burlaban de él. Pero él, haciendo salir a todos, toma consigo al padre y a la madre de la niña y a los que le acompañaban, y entra donde estaba la niña. Y tomando la mano de la niña, le dice: -"Talitha qum" -que significa: «Niña, a ti te digo, levántate». Y enseguida la niña se levantó y se puso a andar, pues tenía doce años. Y quedaron llenos de asombro. Les insistió mucho en que nadie lo supiera, y dijo que le dieran a ella de comer”.

Entronización de los Corazones de Jesús y María

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Corazón de Jesús.

corazon de jesus y maria 

BENDICIÓN

 

 (Si la imagen ya está bendita se pasa directamente a la Entronización)

 

Se ben­decirá la imagen, diciendo:
-Nuestro auxilio es en  el nombre del Señor.
–Que hizo el cielo y la Tierra.
-El Señor sea con vosotros.
-Y con tu espíritu

OREMOS

Omnipotente y sempi­terno Dios, que no reprue­bas el que se pinten las imágenes (o se esculpan las estatuas) de tus santos, a fin de que cuantas veces las veamos con los ojos de nuestro cuerpo, otras tan­tas veces nos determinemos a imitar los ejemplos de su santidad: te rogamos que te dignes bendecir ( +) y santificar esta Imagen (o estatua) hecha en honor y memoria de los amantísimos Sagrados Corazones de Jesús y de María, concédenos que cuantos ante ella procu­remos honrar y consolarlos, obtengamos por sus méritos infinitos e intercesión, las gracias en la vida presente y la gloria en la Eterna. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amén.