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XXXI Domingo del T.O. (A) (5 noviembre 2023)

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Domingos y Festivos.

Jesús habla a sus discípulos

Los escribas y fariseos puestos al descubierto
Mt 23: 1-12

Entonces Jesús habló a las multitudes y a sus discípulos diciendo: -En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos. Haced y cumplid todo cuanto os digan; pero no obréis como ellos, pues dicen pero no hacen. Atan cargas pesadas e insoportables y las echan sobre los hombros de los demás, pero ellos ni con uno de sus dedos quieren moverlas. Hacen todas sus obras para que les vean los hombres. Ensanchan sus filacterias y alargan sus franjas. Anhelan los primeros puestos en los banquetes, los primeros asientos en las sinagogas y que les saluden en las plazas, y que la gente les llame rabbí. Vosotros, al contrario, no os hagáis llamar rabbí, porque sólo uno es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos. No llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque sólo uno es vuestro Padre, el celestial. Tampoco os dejéis llamar doctores, porque vuestro doctor es uno sólo: Cristo. Que el mayor entre vosotros sea vuestro servidor. El que se ensalce será humillado, y el que se humille será ensalzado.

En este pasaje, el Señor recrimina la conducta de los escribas y fariseos por ser unos hipócritas. El Señor nos da una lista de lo que ellos enseñan, pero que luego no cumplen. Buscan honores como consecuencia del cargo que tienen, pero en realidad son sepulcros blanqueados.

El Señor aprovecha la situación para decirle a las multitudes, y en especial a sus discípulos, que ellos no sean así. Frente a ello, enseña que nuestra conducta ha de ser humilde y que en todo momento es preferible pasar desapercibido cumpliendo con la voluntad de su Padre.

¡Cuántas veces se parece más nuestra conducta a la de los escribas y fariseos que a la que el Señor desea para nosotros! Aprendamos, pues, a ser humildes; a no buscar los primeros puestos, a no buscar ser aplaudidos. Cumplamos con la voluntad de Dios, que ve en lo escondido, y entonces, nuestro Padre celestial nos recompensará en los cielos.