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Los "logros" de la ideología de género y sus técnicas de manipulación (IV)

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Teología y Catecismo.

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Una de las cosas que más asombra de la ideología de género es la rapidez con que se está difundiendo en todo el mundo. En tan solo cincuenta años ha conseguido implantarse en la mayoría de las diferentes civilizaciones y culturas de nuestro globo; especialmente en las más desarrolladas.

Muchas son las razones que han contribuido a ello, aquí enumeraremos sólo algunas de ellas: la globalización del modo de vivir y pensar; los regímenes democráticos que han impuesto “su verdad” a través del poder de los votos; el rapidísimo crecimiento y extensión de los medios comunicación (televisión, radio, internet, teléfonos móviles); el relativismo moral favorecido por la teología actual modernista; la apostasía universal de la Iglesia católica y en general de las iglesias cristianas a la hora de cumplir su función moderadora y señalizadora de la conducta de los hombres. Y a todos estos factores se unió el hábil uso de las técnicas de manipulación usadas por la ideología de género.

En este artículo sólo nos ocuparemos de hacer un estudio sencillo de los ámbitos que están siendo afectados por esta ideología de género y las técnicas de manipulación que han usado para conseguirlo. La ideología de género está causando gravísimos estragos en la estructura de la sociedad, pues está atacando a la raíz de sus fundamentos: la familia, al hombre, a la mujer y a los niños; estableciendo de modo inquisitorial un nuevo modo de pensar y vivir que, a no ser que se ponga remedio, va a destruir al ser humano.

 

Los “logros” de la ideología de género

 

Veamos a qué áreas está afectando la ideología de género. Conocer dónde está atacando el enemigo nos enseñará las pautas para preparar una buena defensa:

a.- La ideología de género ha conseguido que el hombre separe sexo y procreación. El mayor condicionante para que la mujer no pueda vivir como un hombre es la maternidad, por lo que el ataque ha de ir hacia la maternidad. Las mujeres se ven condicionadas por el embarazo, la lactancia, el cuidado de los niños… y eso les impide acceder al mundo laboral a tiempo completo. Los métodos anticonceptivos palian, en parte, ese “problema” para el género y esa dificultad de que la mujer tenga sexualidad sin consecuencias reproductivas.

b.- El aborto, impuesto en gran parte del mundo es también fruto de esta ideología. Para una sociedad tradicional y racionalmente respetuosa con la vida humana y los niños, la aceptación del aborto ha necesitado un proceso de manipulación extremo y un proceso de imposición política al margen de la opinión de la sociedad. Una vez instaurado como ley, viene la transformación en un nuevo derecho y la enorme dificultad de eliminar esas leyes aprobadas. La cosificación del nasciturus y el aborto sin cortapisas es la forma de seguir haciendo que funcione la mentira de la igualdad fabricada artificialmente al margen de la biología, por tanto, es una consecuencia de la aplicación de la ideología de género.

c.- El lesbianismo, que se ha impuesto entre las mujeres seguidoras de esta ideología, es el resultado de buscar el sexo sin las complicaciones de un posible embarazo. Las relaciones homosexuales eran una solución lógica, máxime afirmando como se afirmaba, que los hombres y las mujeres son una construcción social y que el hecho de que sientan atracción por el otro sexo es causado por su proceso educativo en los roles sociales. Naturalmente, siendo así, la persona puede construirse su atracción sexual, puesto que está completamente desligada de la biología. Por todo ello, las relaciones sexuales entre mujeres son algo positivo y aceptable, sin consecuencias indeseables y sin los roles de superioridad atribuidos a los varones. Y esas relaciones sexuales perfectas son algo a lo que toda mujer puede acceder puesto que la elección sexual se construye y es variable, de forma que cualquier prevención o rechazo es fruto de prejuicios inculcados.

d.- De la misma forma, el hombre homosexual es visto como el varón que ya no intenta dominar sexualmente a una mujer y comprometerla al “penoso y esclavizador” papel de ser esposa y madre. Y naturalmente, el hombre homosexual es el otro ejemplo a seguir en la deconstrucción de los estereotipos de género. La homosexualidad como opción preferente, es género. Ya se había desligado el sexo de la procreación; ahora se desliga del amor convirtiéndolo en algo mecánico que facilita los contactos homosexuales.

e.- A raíz de la aceptación legal y social de la homosexualidad, las parejas homosexuales de ambos sexos exigen los mismos derechos que las biológicamente reproductivas. El matrimonio como unión biológica natural es equiparado a otras uniones. A ello ha contribuido la disgregación de amor, sexo y procreación. Las distintas uniones entre personas del mismo sexo equiparadas al matrimonio, es resultado de la ideología de género.

f.- Una vez las parejas homosexuales son matrimonios, tienen el “derecho” a tener hijos. Y si la biología se los niega, la ciencia se los consigue. El menor se convierte con ello en el objeto al “derecho a tener hijos”. Como hombres y mujeres son iguales completamente, es indiferente que a los menores los críen dos hombres o dos mujeres. Adopciones, inseminación artificial de lesbianas a costa del contribuyente y el alquiler del vientre de mujeres en situaciones de pobreza son las consecuencias de un derecho inexistente: el derecho a la paternidad y la maternidad. Las implicaciones éticas de convertir a los niños en un producto de consumo de colectivos privilegiados, del alquiler de mujeres desfavorecidas, de la manipulación y congelación de seres humanos con su código genético único, es resultado de la ideología de género.

g.- El relativismo moral que actualmente sufrimos es fruto de la ideología de género. El colectivo “discriminado” se salta los derechos y los valores éticos. Todo vale “si no se hace daño”, todo vale “si se desea”, todo vale “si hace feliz”.  El amor, que en el caso heterosexual solo es causa de violencia, es ensalzado como razón última de todo tipo de acciones discutibles moralmente. La ratificación legal con castigos para el que ose criticarlo es la última barrera de la imposición del pensamiento único y la eliminación de la disidencia.

h.- El adoctrinamiento de los menores y el sexo prematuro, es género. El adoctrinamiento ha de comenzar cuanto antes para que carezcan de principios morales y de barreras éticas, para que estén inermes ante la ideología y sean manipulables como el tallo de un árbol joven. En ese mundo sin sexos, el niño, paradójicamente es hipersexualizado. Se les presupone un derecho a la sexualidad que, afirman, les hará más libres y sanos. Las guías sobre sexualidad basadas en la guía de la UNESCO recomiendan que el niño sea iniciado en la masturbación desde los cinco años…

i.- El desamparo del menor, que es la mejor garantía de manipulación, también es género. Los colectivos del género tratan, por todos los medios, de eliminar el derecho de los padres a educar a sus hijos según sus convicciones que, obviamente, son malas. Las “convicciones buenas” son las suyas propias y para promocionarlas, además de entrar en las aulas a través de asignaturas diversas, de profesores adoctrinados, de cursillos y tutoriales, abogan por materias claramente ideologizadas. En ellas, el género es puesto a la altura de conceptos éticos como justicia o libertad. La Educación para la Ciudadanía y asignaturas de claro sesgo ideológico, son género. Para obtener un menor de edad desamparado hay que destruir el cobijo moral y de valores que supone la familia.

El divorcio se debe promocionar para que carezcan de la estabilidad familiar y la certeza de afecto que producen personalidades estables y sólidas que se defienden de manipulaciones. Las facilidades legislativas para el divorcio y el nulo intento político por evitar rupturas evitables sorprenden.

La destrucción de la familia, las legislaciones de rupturas de pareja sin pedir reflexión y sin un solo esfuerzo por evitar las separaciones evitables, es género.

El menor inestable y sin confianza en sí mismo es mucho más manipulable, por lo que se facilita y promociona su uso como arma arrojadiza en procesos de divorcio complicados, se le exige que tome partido por un progenitor en asuntos que implican a sus mayores, se le alteran sus sentimientos con el fomento del desafecto y el odio a uno de sus padres…

j.- La hipersexualización y el hedonismo que existe actualmente en la sociedad, junto con la separación entre sexo, amor y procreación es también es fruto de esta ideología. Lo cual favorece tener relaciones sexuales prematuras e inestables cuyas necesidades (medios anticonceptivos, píldora, abortos…) surgidas de la extrema juventud, la inestabilidad sentimental y la ausencia de un proyecto vital, dan como consecuencia un negocio que mueve una gran cantidad de dinero.

Es muy recomendable que los nuevos clientes se incorporen al mercado cuanto antes. Por ello, los púberes y adolescentes reciben clases de educación sexual perfectamente ideadas para que generen una presión social que los empuje a un sexo temprano. Sexo prematuro que, para muchos, supone abortos y enfermedades de transmisión sexual por su irresponsabilidad, fruto de la edad y la sensación de impunidad y ausencia de riesgo que implica la idea de que siempre haya solución: sea la que sea incluido el aborto. No pasa nada, todo vale.

k.- El fomento de la incomprensión de ambos sexos y la presentación del amor romántico como origen de la violencia de género contra las mujeres, es también fruto de la ideología de género. Este apartado lo estudiaremos en un capítulo aparte.

l.- La promoción de la homosexualidad en las aulas, es género. Hay que señalar que, tanto en el caso de la violencia de género como en el del acoso al que es “diferente” sexualmente, el fenómeno se ha hipertrofiado para generar alarma social y la adhesión de la población en general mediante el falseamiento de las encuestas, descontextualización datos e invención de la realidad.

m.- La criminalización del varón heterosexual, es género. La destrucción de la estabilidad del menor, de su personalidad, de su autoestima, de su inocencia y de sus referentes, reforzada por la destrucción de la familia como garante de su protección y formación, culmina con la destrucción del varón, del padre, del esposo, del protector, de todo lo que compone la masculinidad expresada en una sociedad de origen natural. El hombre es machista por su forma de sentir, de moverse, de sentarse, de actuar y de pensar, por sus gustos, deseos y percepciones… por su papel biológico para la supervivencia de la especie.

n.- La eutanasia es consecuencia directa de la ideología de género. Sólo reduciendo la población improductiva, y que además genera gastos sociales adicionales, puede mantenerse la sociedad del bienestar. Al engaño de la “elección de la propia muerte” y el “derecho a decidir”, le sigue la presión social de terminar con una situación que causa molestias a otros y, finalmente, la aceptación de que ese tipo de situaciones deben ser finalizadas “de oficio” por el bien de todos. De la elección se pasa a la “ejecución benéfica”, como está sucediendo en los países que ya llevan años con leyes de eutanasia en vigencia.

o.- Y como colofón de esta lista no exhaustiva encontramos la pederastia. La pederastia basada en el presunto derecho sexual del niño, y el infanticidio como forma de deshumanizar definitivamente a la mujer y al ser humano indefenso, aparecen en el horizonte como el siguiente tramo de la pendiente ética de la ideología de género iniciada en el derecho a la sexualidad y en la cosificación del menor. Últimas aberraciones que van a dar definitivamente al traste con las barreras morales de una sociedad que anteriormente estuvo basada en el humanismo cristiano, el derecho natural, el respeto a la vida y la naturaleza.

Así pues, concluyendo este apartado, el panorama no puede ser más desolador:

  • Los hombres, se llevan los peores proyectiles. Con la ideología de género aparecen desorientados por el desprecio a su naturaleza, criminalizados legalmente por su sexo, convertidos en ciudadanos de segunda clase, acusados de maltratadores y violadores intrínsecos, heridos por ser injustamente tratados y valorados, huyendo escaldados de las relaciones estables y los compromisos, utilizando y despreciando a unas mujeres que sienten enemigas, acosados hasta en lo más nimio y acusados de los más rastrero (pederastia con sus propios hijos si luchan por la custodia), empujados a la desesperación y el suicidio.
  • Las mujeres, un sexo sensible y generoso, quedan degradadas… envilecidas, sacando lo peor de sí mismas a través de legislaciones revanchistas, manipuladas para odiar su biología, su físico, su comportamiento, sus gustos y su ser ontológico, animadas a despreciar la maternidad y a matar a sus hijos de forma despiadada, víctimas del síndrome post aborto y de las depresiones, incentivadas a utilizar a sus hijos como armas en la “guerra de sexos”, atiborradas con sustancias nocivas para garantizarles la “salud sexual y reproductiva” mientras deterioran su salud y son víctimas de la soledad.
  • Los menores aparecen sin derechos, sin sexo que les defina aunque, de forma paradójica, hipersexualizados… troceados en el vientre de sus libres y emancipadas madres, sin dignidad humana y cosificados, mercancía objeto del capricho de los adultos (vientres de alquiler, niños a la carta…), privados de su infancia y de su inocencia, prematuros clientes del negocio sexual, apartados de uno de sus progenitores y utilizados por el otro, privados de núcleos familiares sólidos para hacerlos más inseguros y manipulables, expuestos a las teorías  de lobbies con intereses espurios, ideologizados con una “educación sexual” que: les desvincula de las relaciones estables, les cosifica con comportamientos amorales, egoístas y serviles a un sexo adictivo, les convierte en consumidores de contraceptivos, “píldoras del día después” y abortos, les aboca al resentimiento y a la “lucha de sexos”, sin explicarles sus diferencias y sin ayudarles a conocerse y comprenderse para crear uniones estables.
  • La familia aparece en el horizonte de la ideología de género como ese enemigo a batir que protege a hombres, mujeres y niños de la industria del género: Destruida por un divorcio facilitado hasta la incentivación, y sin un solo esfuerzo o fondo público en evitarlo pese al problema social que supone. Desvirtuada por la promoción de relaciones “alternativas” y valoración de éstas como familia. Corrompida en su esencia hasta aparecer como un elemento de opresión para la mujer y una trampa económico-afectiva para el hombre de forma que huyan y busquen relaciones alternativas. Sufriendo una manipulación social en todos los ámbitos y en todas las edades para provocar los fracasos de hogares estables y beneficiosos para los menores.

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Las técnicas de manipulación usadas por la ideología de género

Una vez analizado este crudo panorama, examinemos ahora las “refinadas” y “sibilinas” técnicas de manipulación que la ideología de género utiliza para conseguir tales fines.

Ya sabemos que la ideología de género afirma que hombres y mujeres somos exactamente iguales en todo. Afirma que tenemos las mismas percepciones, capacidades, gustos, deseos, comportamientos e intereses y que somos intercambiables si se nos educa de igual forma. Puesto que es la educación, y no la biología, la que nos hace hombres o mujeres, la “culpa” de que una mujer sea tal cosa es de los vestidos, las muñecas, el color rosa y el ejemplo nefasto de su madre. De esa misma forma, los balones, los juegos competitivos, el color azul y el referente paterno es lo que hace varón al hombre.

Una educación idéntica nos debería hacer idénticos, sin embargo, no está resultando tan fácil que los hombres dejen de comportarse como hombres y las mujeres como mujeres. De todos modos, hay que conseguir que todos se lo crean y, una vez se lo crean, traten de adaptarse a las nuevas exigencias.

Si el ser humano no fuera tan asombrosamente adaptable y su naturaleza no tuviera un componente cultural tan poderoso sería imposible trascender de nuestros comportamientos biológicos. Debido a esa naturaleza cultural, intelectual y espiritual que nos eleva de lo animal, somos capaces de adaptarnos, si nos lo proponemos, a situaciones extremas y dominar nuestra propia naturaleza biológica a través de los dictados de la mente. El peligro de esta ideología procede de esa posibilidad de adaptación de nuestros objetivos e ideales a sus descabellados planteamientos. 

Por tanto, hay que conseguir que el mayor número posible de personas se crean la falacia, que muchos se adapten a ella, ocultar los dramas vitales de los que fracasan en la adaptación y que, los que no se lo crean, al menos no se atrevan a decirlo para que no se descubra la falsedad de la ideología.

 En el caso de los adultos que no respondan adhiriéndose de forma entusiasta o a regañadientes, al adoctrinamiento de medios de comunicación y organismos públicos varios, se les aplica la presión social, la persecución del disidente, tanto más agresiva cuanto más resistencia oponga, la calumnia, el castigo económico o penal y la muerte social.

 Desgranemos ahora los distintos sistemas de manipulación, coacción y adoctrinamiento que la ideología de género está infligiendo en nuestra sociedad.

a.- La presión social: El miedo a llevar la contraria, la necesidad de no sentirse excluido, el afán de encajar, hacen que la presión social funcione muy bien con un alto porcentaje de la población.

 Si todos afirman con vehemencia una idea, muy pocas personas se atreverán a negarla frente a la mayoría, por miedo, por temor al ridículo o simplemente para no ser el elemento discordante.

En la mayoría de las personas, la presión social simple funciona bastante bien. Ese miedo ya natural a ser “el diferente”, se ve acrecentado si la presión social se amplía mediante mensajes agresivos, el insulto y la descalificación personal, las sanciones económicas, las sanciones penales y la muerte civil del disidente. 

b.- La falsa dicotomía. Para conseguir que la presión social funcione más fácilmente, hay que presentar el problema como una dicotomía; es decir, que no haya términos medios entre una posición y otra.

Negar la ideología de género no significa que vas contra la felicidad y la libertad de las mujeres, y que eres un machista o una mujer alienada. Sin embargo, esta percepción de “todo o nada”, además de ser sencilla de asumir, facilita la precepción del disidente como enemigo y sirve como manera sencilla de atacar a cualquiera que se enfrente a la corriente dominante. De esa forma, ser disidente es muy incómodo, porque uno no debe defender sus ideas sino defenderse de las acusaciones implícitas a su disidencia.

El castigo al disidente no sólo aparece como una forma de coacción, sino como reafirmación de ser “el bueno” que ha asumido los principios y como una forma de poder de éste sobre “el malo” al que puede vilipendiar. De tal modo que nada de lo que semejante individuo despreciable diga puede ser tenido en cuenta.

c.- La estigmatización del disidente por pertenecer a un grupo perverso. Cuando el disidente es una persona particular, también suele suceder que se le adscriba a un grupo social o de pensamiento al que ya, previamente, de una forma deliberada y con un proceso sostenido y organizado, se le ha destruido la credibilidad y la reputación.

De esta manera, es muy fácil el rechazo y el desprecio de la persona en tanto le afecta inmediatamente la campaña de acusaciones falsas, manipulación de informaciones y rumores que se ha ejercido de forma continuada con el grupo con el que se le identifica. De esa forma en el disidente confluyen dos motivos de desprecio: sus evidentes pecados sociales (machista, misógino, homófobo…) y su pertenencia a un grupo social o de pensamiento que tiene esos pecados y otros muchos más de los que se ha contagiado.

Esta estigmatización del disidente sirve como acción ejemplificadora (castigo ejemplar para atemorizar a otros disidentes) y como linchamiento social. La injuria y el ataque argumental parece poco a los lobbies vividores de toda esta mentira, por lo que hay que reducir al disidente a la nada.

Ninguno de estos lobbies se ha atrevido a jugarse la vida por sus ideas donde la situación de homosexuales o mujeres es realmente preocupante. Es sorprendente que los lobbies del género, controlando, como controlan, todas las organizaciones influyentes, no hagan nada por los que sufren en países sin derechos humanos. Mujeres y homosexuales mueren ajusticiados por su condición sin que ningún activista del género mueva un dedo. 

Los defensores de la ideología de género son los “buenos” pues ellos luchan por los discriminados diferentes, por las maltratadas y discriminadas mujeres, por las infelices violadas que abortan en condiciones insalubres y mueren, por la salvación de los niños quitándolos de las manos de sus intolerantes padres y educándolos en valores del género, por la paz y la no violencia, por el derecho a elegir la muerte…

Los que no participamos en la exaltación de la estafa que es la ideología de género, no significa que no queramos erradicar la maldad, defender a los que sufren… pero es evidente que la falsa dicotomía y la descalificación ad hominen nos criminaliza.

A estas técnicas de manipulación hemos de unir el hecho de mantener a los ciudadanos en la ignorancia y en el infantilismo para que sean fácilmente dirigidos y terreno abonado para la aplicación de las diferentes estrategias propias de esta ideología. La ideología de género necesita ciudadanos infantilizados… y los tiene. Ciudadanos incapaces de afrontar las consecuencias de sus actos… y los tiene. Ciudadanos que relativicen el daño ejercido, siempre poco y el que ellos puedan recibir, siempre mucho.

d.- La estrategia de la distracción. Un clásico de la manipulación de masas es la llamada estrategia de la distracción, que consiste en inundar al público de información irrelevante de forma que se desvía la atención de los temas importantes que más le pueden afectar. La ideología de género es una maestra en la aplicación de esta técnica. Los periódicos dan abundante muestra de ello.

e.- Otra técnica de manipulación es la saturación informativa. En el mundo actual se genera una enorme cantidad de noticias, por lo que no es complicado llevar a cabo esa saturación. Ante la imposibilidad de conservar toda esa información, el cerebro humano actúa olvidando todo lo que considera accesorio, o pasado, para dejar sitio a nuevas informaciones. Eso significa que, a mayor información, mayor olvido. Y en ese borrado del disco de datos irrelevantes también se borran cosas importantes. Por otra parte, esa sobresaturación resta tiempo para reflexionar y sacar conclusiones.

Desde el año 2014 se está llevando a cabo en España, a espaldas de la población, un proyecto organizado de legislaciones lesivas para la libertad y la igualdad de los ciudadanos: las mal llamadas leyes de igualdad LGTB y las de derechos de las personas transexuales que generan “neoderechos” para estos colectivos, restringiendo derechos fundamentales en el resto de la ciudadanía; pero estas leyes, tan lesivas para los ciudadanos “normales” están pasando desapercibidas para la mayoría de la población.

f.- La técnica de la gradualidad. Esta técnica consiste en que, para hacer que una sociedad acepte lo inaceptable hay que aplicarlo de forma gradual de manera que no cause rechazo. Así se hizo con el tema del divorcio, se ha hecho con el aborto y la homosexualidad, el “matrimonio” homosexual, la eugenesia y se está empezando a hacer con la eutanasia y la pederastia.

Esta técnica no es nueva y proviene de un sofisma griego: cualquier idea o situación puede, dando la vuelta a los argumentos e inventando otros, ser defendida. Es el fundamento del relativismo moral, que lleva a aceptar cualquier cosa porque todo es defendible y por tanto, válido.

Según esta técnica de gradualidad:

1º se pasa de lo impensable a lo extremista.

2º de lo extremista a lo aceptable.

3º de lo aceptable a lo sensato.

4º de lo sensato a lo popular.

5º de lo popular a lo político

Veamos cómo se está aplicando en la actualidad esta técnica a la pederastia con el fin de hacerla aceptable por la sociedad.

En muchos lugares se habla de los derechos sexuales de los niños. La propia OMS considera, en sus documentos, la masturbación desde la más tierna infancia un derecho sexual del niño. Naturalmente, una vez admitido que el niño tiene deseos sexuales y derecho a tenerlos, la aceptación de que puede desear ejercer ese derecho con otra persona, también es cuestión de tiempo.

Para esa etapa, es importante promover ideas como las siguientes: los niños tienen derecho a su sexualidad; sólo la gente de mente sucia ve sucio el placer; el consentimiento del menor y su libertad es lo que importa.

Se introducen casos extremos que induzcan a la duda (niñas de 10 u 11 años que ya son mujeres y que quieren casarse) y que generen el debate con el intolerante, quien no quiere comprender que en esos casos extremos hay que ser flexible. Novelas de casos emotivos en los que se pueda justificar la pederastia (amor “puro y auténtico” de un hombre por un niño que le corresponde, con suicidio posterior, de uno de ellos o de ambos, por la incomprensión social), películas con situaciones dramáticas por la negativa a aceptar ese amor.

La conclusión que se ha de sacar es que por un inexplicable prejuicio, puesto que el amor no hace daño a nadie, se empuja a la muerte a personas inocentes. Y que, además, el niño o la niña lo desean, por lo que no somos nadie para oponernos debido a que “no respetamos el derecho sexual de los niños” y además “no hacen daño a nadie”.

La técnica de manipulación sentimental comienza a hacer estragos en el razonamiento lógico, y el relativismo moral de una sociedad sin valores estables se encarga del resto.

Expertos y periodistas demuestran que durante la historia de la humanidad, siempre hubo pederastia (o en su caso infanticidios) y no es cosa tan ajena a la civilización.

Llegados a esta fase, se empieza a hablar con naturalidad del asunto en medios de comunicación, y personas conocidas cuentan abiertamente casos de prácticas de “amor a los niños”. El fenómeno aparece en películas, letras de canciones y vídeos. Se muestra de forma positiva y las personas que lo defienden son adalides del progreso, la justicia y rebeldes de la opresión de la moral trasnochada. También comienzan a utilizar la técnica de dar a conocer muchas personas célebres, ya fallecidas, y personajes históricos que practicaban la pederastia. El que sea verdad o no, es irrelevante porque no pueden desmentirlo.

Para justificar a los partidarios de la legalización del fenómeno se puede recurrir a la humanización de los criminales mediante la creación de una imagen positiva de ellos diciendo, por ejemplo, que ellos son las víctimas, ya que la vida les hizo enamorarse de los niños y se les persigue por amar. Es el momento en que el pederasta empieza a ser héroe y la asesina de sus hijos neonatos, mujer valiente para cada vez más amplias capas de la sociedad.

Llegados a este momento se empieza a preparar la legislación necesaria para que el fenómeno ya se acepte por la vía de la regulación legal. Este paso no sólo supone una coacción legislativa, sino que es sabido que las leyes tiene un alto valor pedagógico: si una ley ampara una acción, la lección que saca el ciudadano es que eso está bien. Nunca se supone que una ley va a regular injusticias.

Los grupos de presión se consolidan en el poder y publican encuestas que supuestamente confirman un alto porcentaje de partidarios de la legalización de la pederastia en la sociedad. En la conciencia pública se establece un nuevo dogma: “La prohibición del amor entre cualquier persona está prohibida”.

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Con esto acabamos este artículo para en el próximo hablar de la violencia de género, como paso previo a la destrucción de la familia.