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Cuentos con moraleja: "Un hilo lleno de nudos"

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Cuentos con moraleja.

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Cada uno de nosotros está atado a Dios con un hilo. Cuando cometemos una falta rompemos ese hilo. Cuando nos arrepentimos, Dios hace un nudo con el hilo. Por ello, el hilo queda más corto que antes, pero nosotros estamos un poco más cerca de Dios. Así con fallos y arrepentimientos, de nudo en nudo, nos vamos acercando a Dios.

Cuentos con moraleja: "Los binoculares de Dios"

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Cuentos con moraleja.

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El cuento de hoy trata de un difunto, anima bendita camino del cielo donde esperaba encontrarse con Dios para el juicio final. En la conciencia, además de llevar muchas cosas negras, tenía muy pocas positivas que hacer valer. Buscaba ansiosamente recuerdos de buenas acciones que había hecho en sus largos años de usurero. Después de mucho buscar sólo encontró algunos recibos donde ponía: “Dios me lo ha pagado”.

La cercanía del juicio de Dios lo tenía muy preocupado.

Se acercó despacito a la entrada principal, y se extrañó mucho al ver que allí no había que hacer cola. O bien no había demasiados clientes o quizá los trámites se realizaban sin complicaciones.

Quedó realmente desconcertado cuando se percató no sólo de que no se hacía cola sino que las puertas estaban abiertas de par en par, y además no había nadie para vigilarlas. Hizo palmas y gritó el Ave María Purísima. Pero nadie le respondió. Miró hacia adentro, y quedó maravillado de la cantidad de cosas bonitas que se distinguían. Pero no vio a nadie; ni ángel, ni santo, ni nada que se le pareciera. Se animó un poco más y la curiosidad lo llevó a cruzar el umbral de las puertas celestiales. Y nada. Se encontró dentro del paraíso sin que nadie se lo impidiera.

Cuentos con moraleja: "La llamada de Dios"

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Cuentos con moraleja.

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Taisid, se quedó huérfano de madre desde muy niño, por tanto no tuvo el dulce calor de una madre. Sólo recordaba que siendo él niño, los sacerdotes vestidos de negro se la llevaron un día de casa para siempre.

A los quince años marchó del pueblo en busca de aventuras. Y se enroló en la embarcación de unos piratas y pescadores de perlas. En el barco, casi todos los días había riñas, broncas y golpes. Pero aquella vida aventurera por puertos y mares buscando perlas en el fondo del mar no le daban la alegría y la paz que él buscaba para su alma.

Un día, navegando en mar tranquila, sopló el viento con tal fuerza que los marineros no podían gobernar la embarcación. De pronto, sintieron un fuerte golpe en el fondo de la nave. Esta quedó quieta. Habían encallado.

El jefe de la tripulación llamó al joven Taisid, le hizo ponerse el traje de buzo para que descendiera y observara bien el casco del buque por si había alguna avería. Taisid bajó. Examinó el casco del buque y vio que estaba intacto, pero el barco estaba aprisionado entre dos rocas. Había que esperar, pues, a que subiese la marea para que el barco flotara de nuevo.

Taisid, antes de subir a la superficie, miró a todas partes y vio, con gran sorpresa, un esqueleto humano. Se acercó a él y vio que, rodeándole el cuello, tenía una cadenita de plata y en ella un relicario. Cogió el joven pescador la cadenita y el relicario. Subió a cubierta y dio cuenta al patrón del estado del buque.

Cuentos con moraleja: "El milagro de Cebreiro"

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Cuentos con moraleja.

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En realidad este relato no es un cuento sino un hecho real que según cuentan los historiadores ocurrió en la aldea de Cebreiro entre el siglo XIII y el XIV

Los romanos fueron quienes abrieron una vía de acceso a Galicia a través del puerto de Piedrahita del Cebreiro, que tiene 1.109 metros de altitud. Desde allí, se divisan varios montes y valles que forman una bella policromía con sus colores verdes, azules y rosáceos. En el invierno la nieve cubre de blanco muchos días los montes, las casas y el pequeño monasterio.

El camino hecho por los romanos, fue después paso obligado para ir de toda España a Santiago de Compostela. Por él caminaron gentes de diversas razas y peregrinos de la fe, siguiendo el camino trazado por el cielo: la Vía Láctea o Camino de Santiago. Por allí pasaron reyes y príncipes, santos y pecadores, guerreros y gentes de paz. Pasaron y siguen pasando, pues siempre hay razones para ir a Compostela, ganar el Jubileo y postrarse ante el cuerpo del apóstol.

MilagroDeCebreiroUn día del siglo XIV, otros dicen que en el XIII, en que la nieve borraba los caminos, un campesino de Barxamaior llamado Juan Santín, sintió deseo de oír misa y, sin reparar en el tiempo que hacía y el difícil camino, se dirigió al monasterio del Cebreiro, sin importarle la nieve ni el frío. Llegó al templo, cansado y empapado, sin apenas aliento. Uno de los monjes, al verle llegar, menospreció el sacrificio del campesino; se mofó del esfuerzo realizado y le dijo que una Misa no merecía tanto sacrificio. La falta de fe del monje se estrelló ante la firmeza de la fe del campesino. Nada replicó al monje que se había burlado. Calló, pero en el fondo de su corazón sintió una nueva alegría.

Cuentos con moraleja: "El valor del sacrificio"

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Cuentos con moraleja.

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Un anciano sacerdote que llevaba más de 50 años destinado en Guanay (Bolivia), todos los años, al comenzar la Cuaresma, solía dar alguna charla sobre la misma a sus parroquianos más fieles. Dándose cuenta de que la vida fácil y cómoda iba siendo un obstáculo para muchos de ellos para perseverar en la fe, les relató este cuento:

Había una vez un padre con tres hijos. Los llamó y les dijo:

—Hijos míos, yo ya soy muy viejo. Voy a morir y vosotros no conocéis aún el poblado del que vienen vuestros antepasados. Así que poneos en marcha, id y saludad a la familia. Pero tendréis que ir a pie, porque no hay caminos, pero para lo que pueda haceros falta cada uno llevará un tronco de árbol que yo os daré.

El poblado estaba muy lejos, pero los hijos obedecieron. Al poco de comenzar a caminar, el mayor dijo:

—Lo que papá nos pide es absurdo; es imposible andar con este peso encima.

Así que tiró el tronco, y continuó el camino mucho más rápido que sus dos hermanos.

Más adelante, el segundo dijo:

—Nuestro hermano mayor tiene razón, pero como no quiero desobedecer a papá, cortaré el tronco por la mitad para aligerar la carga.

El hermano menor quedó rezagado, con su gran tronco a cuestas, preguntándose por qué su padre les hacía sufrir así. Pero, a pesar de no comprender, siguió con su carga, fiel a lo que el padre les había dicho.

Cuentos con moraleja: "La devoción a la Virgen le salvó la vida"

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Cuentos con moraleja.

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Una de las cantigas de Alfonso X el Sabio dice así:

Había en Toulouse un conde muy apreciado que tenía por criado a un hombre que hacía una vida como la de un religioso. Entre otros muchos bienes que este criado hacía, amaba más que nada a Santa María, de forma que no quería Oír otra Misa sino la suya. Otros criados que con él andaban le tenían envidia, y procuraban enemistarlo con el conde. Y tanto hablaron con el conde, y de tales cosas le acusaron al hombre, que el conde mandó darle una muerte dolorosa.

Y para que no se supiese qué clase de muerte le iba a dar, el conde mandó llamar presto a un calero, (encargado de hacer hornos de cal) y le mandó encender un gran horno, de leña muy gruesa, pero que no hiciese mucho humo. Y le mandó que, al primer hombre de los suyos que llegara, lo cogiese enseguida y sin demora lo echase al horno, para que ardiese allí su carne.

Cuentos con moraleja: "El Niño Jesús se pasea en camioneta"

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Cuentos con moraleja.

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Érase una vez una comunidad de religiosas clarisas que vivían en el convento de Santa María de Jesús de Ávila. La hermana sacristana, cinco días antes del comienzo de la Novena al Niño Dios, había subido a las falsas del convento para reunir las piezas y preparar el Nacimiento que todos los años ponían en su iglesia. Después de haber desempolvado, limpiado todas las imágenes y repintar un dedo que se le había descolorido al rey Melchor, colocó todas las estatuillas con el primor y delicadeza propios del mismo San Francisco de Asís o de su santa fundadora.

Este año tuvieron que comprar un nuevo Niño Jesús, pues el que tenían había perdido la pintura de tantos besos que recibía, al tiempo que le faltaban dos dedos de la mano izquierda y tenía un chichón en la cabeza. Parece ser, según cuentan, que Pedrito, el hijo pequeño del hombre de los recados del convento, habida cogido el Niño Jesús para darle un beso y se le cayó al suelo.

Una vez concluido el Belén, la hermana Francisca de la Trinidad, nuestra sacristana, llamó a la madre superiora para que diera su aprobación. La madre superiora quedó encantada con el Nacimiento, y de modo especial, con la belleza singular del nuevo Niño. Según dijeron, había sido un regalo de un feligrés que vivía en el pueblo y se había ido a Roma en peregrinación con el párroco y otros cuarenta miembros de la comunidad.

Las fiestas fueron pasando con parsimonia, aunque no tan lentas como les hubiera gustado a los niños de la escuela. Llegó el día de Reyes. Iba a comenzar la Santa Misa cuando la hermana Francisca, toda asustada, fue en busca de la madre superiora:

-          Madre. ¡El Niño Jesús no está en el Belén!

Cuentos con moraleja: "Y el Hijo se hizo hombre y nació en Navidad"

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Cuentos con moraleja.

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Érase una vez un hombre que no creía en Dios. Su mujer, en cambio, era creyente y criaba a sus hijos en la fe en Dios y en la práctica de las virtudes cristianas. Una Nochebuena, la esposa se disponía a llevar a los hijos a la Misa del Gallo de la iglesia más cercana al campo donde vivían. Le pidió al marido que los acompañara, pues estaba empezando a nevar y hacía mucho frío, pero él se negó.

-¡Qué tonterías! -arguyó-. ¿Por qué Dios se iba a rebajar a descender a la Tierra adoptando la forma de hombre? ¡Qué ridiculez!

Los niños y la esposa se marcharon. Pocos minutos después, el viento comenzó  a soplar con mayor intensidad y se desató una tormenta muy fuerte de nieve. El marido, que se había quedado sentado junto a la chimenea fumándose una pipa, oyó que algo había golpeado la ventana. Un minuto después oyó un segundo golpe. Cuando empezó a amainar la tormenta de nieve, salió para averiguar lo que había golpeado la ventana.

casanevandoComo el frío era muy intenso, se cubrió el cuerpo con un buen abrigo y se puso un sombrero de lana y guantes antes de salir de la casa. Nada más abrir la puerta, oyó el graznido de una bandada de gansos no muy lejos de donde ellos vivían. Atraído por lo extraño del suceso y la poca frecuencia con la que estas aves se dejaban ver por esa zona, se dispuso a averiguar de dónde habían salido. Aterido por el frío, pero movido más por la curiosidad, se fue acercando poco a poco hacía el origen de donde procedía toda esa algarabía. Llegando a un campo cercano, descubrió una bandada de gansos salvajes que habían sido sorprendidos por la tormenta de nieve y no habían podido seguir. Daban aletazos y volaban bajo en círculos, cegados por la borrasca, sin seguir un rumbo fijo. El agricultor dedujo que un par de aquellas aves habían sido las que chocaron contra su ventana. Sintió lástima de los gansos y quiso ayudarlos.

Cuentos con moraleja: "Examinad el corazón, no las apariencias"

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Cuentos con moraleja.

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Me quedé viuda muy joven y con tres hijos pequeños. Mi casa estaba ubicaba frente a la entrada de la Clínica Universitaria de Navarra, en Pamplona. Para ayudarme económicamente,  alquilaba una habitación a algunos pacientes de la clínica que vivían fuera y buscaban dónde quedarse mientras duraba su tratamiento.

Una tarde de verano mientras preparaba la cena, escuché que llamaban a mi puerta. Abrí y vi a un anciano verdaderamente repugnante.

Es un poco más alto que mi hijo de ocho años.- Pensé mientras miraba su cuerpo pequeño y arrugado. Lo más aterrador era su rostro, deformado a causa de la hinchazón, y las heridas que todavía estaban en carne viva. Sin embargo, su amable y dulce voz contrastó radicalmente el escenario cuando dijo:

—Buenas noches. He venido a ver si usted tiene una habitación disponible tan sólo por una noche. He venido esta mañana desde la costa para un tratamiento y no hay ningún autobús de vuelta hasta mañana temprano.

Luego, me comentó que había estado buscando un cuarto por varias horas pero que no había tenido éxito, pues al parecer nadie tenía habitaciones disponibles.

Cuentos con moraleja: "El último regalo"

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Cuentos con moraleja.

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Cuentan que hace mucho tiempo vivía en la zona campesina de Chila (Buenos Aires) una pareja de esposos ya muy ancianos, de extrema pobreza, no habían tenido hijos y vivían solo de la caridad de la gente de la aldea. Cada día salía él hacia el mercado con la esperanza de conseguir alguna cosa para comer en la noche junto a su amor. Su único tesoro era una vieja pipa de madera que hacía mucho tiempo no veía el tabaco pero él se la colgaba en la boca, para espantar un poco el hambre del día.

Ella se sentaba a media mañana en la entrada de la choza que habitaban y peinaba mil veces sus largas trenzas, su máximo tesoro y su orgullo, sin embargo el pelo blanco y largo hacia mucho que no conocía algún peine pues el último que había tenido hacia mucho que se había destrozado y ya no pudo conseguir otro. Al ponerse el sol llegaba él con alguna bolsa de fruta que alguien le había regalado, así era día a día.

Llegó el día del aniversario de bodas, y el salió como cada mañana temprano, pensando qué le regalaría a ella, nada tenía y el día se veía negro. Por su parte ella se sentó en la puerta de la casita pensando cómo celebrar si no había con qué. Sin embargo al llegar la tarde él llegó con un pequeño paquete que le dio con un suave beso en la frente —feliz aniversario— ella sacó de debajo de la silla también un paquete que le entregó con una gran sonrisa, al abrir cada uno su regalo, se miraron y sollozaron en silencio disfrutando del gran amor que Dios les estaba demostrando.

Cuentos con moraleja: "Que Dios siempre esté presente en nuestras vidas"

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Cuentos con moraleja.

Niñas traviesas

Junaid tenía un discípulo al que prefería sobre todos los demás, lo que suscitó los celos de los otros discípulos: Junaid -que conocía los corazones- se dio cuenta de ello.

- Os es superior en cortesía y en inteligencia, les dijo. Hagamos una experiencia para que vosotros también lo comprendáis.

Junaid ordenó entonces que le trajeran veinte pájaros, y les dijo a los discípulos:

- Que cada uno coja un pájaro, se lo lleve a un lugar en el que nadie lo vea, lo mate, y me lo traiga luego.

Todos los discípulos se fueron, mataron los pájaros y los volvieron a traer. Todos… excepto el discípulo favorito, que le devolvió vivo el pájaro.

- ¿Por qué no lo has matado?, preguntó Junaid.