Domingo XIII del T.O. (B) (30 junio 2024)

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Domingos y Festivos.

jairus

(Mc 5: 21-43) o  (Mc 5: 21-24; 35-43)

“Y tras cruzar de nuevo Jesús en la barca hasta la orilla opuesta, se congregó una gran muchedumbre a su alrededor mientras él estaba junto al mar. Viene uno de los jefes de la sinagoga, que se llamaba Jairo. Al verlo, se postra a sus pies y le suplica con insistencia diciendo: -Mi hija está en las últimas. Ven, pon las manos sobre ella para que se salve y viva. Se fue con él, y le seguía la muchedumbre, que le apretujaba. Y una mujer que tenía un flujo de sangre desde hacía doce años, y que había sufrido mucho a manos de muchos médicos y se había gastado todos sus bienes sin aprovecharle de nada, sino que iba de mal en peor, cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la muchedumbre y le tocó el manto -porque decía: «Con que toque su ropa, me curaré»-. Y de repente se secó la fuente de sangre y sintió en su cuerpo que estaba curada de la enfermedad. Y al momento Jesús conoció en sí mismo la fuerza salida de él y, vuelto hacia la muchedumbre, decía: -¿Quién me ha tocado la ropa? Y le decían sus discípulos: -Ves que la muchedumbre te apretuja y dices: «¿Quién me ha tocado?». Y miraba a su alrededor para ver a la que había hecho esto. La mujer, asustada y temblando, sabiendo lo que le había ocurrido, se acercó, se postró ante él y le dijo toda la verdad. Él entonces le dijo: -Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz y queda curada de tu dolencia. Todavía estaba él hablando, cuando llegan desde la casa del jefe de la sinagoga, diciendo: -Tu hija ha muerto, ¿para qué molestas ya al Maestro? Jesús, al oír lo que hablaban, le dice al jefe de la sinagoga: -No temas, tan sólo ten fe. Y no permitió que nadie le siguiera, excepto Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegan a la casa del jefe de la sinagoga, y ve el alboroto y a los que lloraban y a las plañideras. Y al entrar, les dice: -¿Por qué alborotáis y estáis llorando? La niña no ha muerto, sino que duerme. Y se burlaban de él. Pero él, haciendo salir a todos, toma consigo al padre y a la madre de la niña y a los que le acompañaban, y entra donde estaba la niña. Y tomando la mano de la niña, le dice: -"Talitha qum" -que significa: «Niña, a ti te digo, levántate». Y enseguida la niña se levantó y se puso a andar, pues tenía doce años. Y quedaron llenos de asombro. Les insistió mucho en que nadie lo supiera, y dijo que le dieran a ella de comer”.

Domingo XII del T.O. (B) (23 junio 2024)

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Domingos y Festivos.

tempestad

(Mc 4: 35-41)

“Aquel día, llegada la tarde, les dice: -Crucemos a la otra orilla. Y, despidiendo a la muchedumbre, le llevaron en la barca tal como estaba. Y le acompañaban otras barcas. Y se levantó una gran tempestad de viento, y las olas se echaban encima de la barca, hasta el punto de que la barca ya se inundaba. Él estaba en la popa durmiendo sobre un cabezal. Entonces le despiertan, y le dicen: -Maestro, ¿no te importa que perezcamos? Y, puesto en pie, increpó al viento y dijo al mar: -¡Calla, enmudece! Y se calmó el viento y sobrevino una gran calma. Entonces les dijo: -¿Por qué os asustáis? ¿Todavía no tenéis fe? Y se llenaron de gran temor y se decían unos a otros: -¿Quién es éste, que hasta el viento y el mar le obedecen?”

“Aquel día, llegada la tarde, les dice: -Crucemos a la otra orilla. Y, despidiendo a la muchedumbre, le llevaron en la barca tal como estaba.

  • Después de un día de trabajo duro, Jesús necesita descansar y que sus discípulos también lo hagan.
  • Es bueno, cuando planifiquemos nuestro descanso, que Jesús también esté con nosotros. Especialmente ahora, que se acercan las vacaciones. ¡En cuántas ocasiones cuando hacemos nuestros planes de descanso no contamos con Jesús, con la Misa del domingo…! Da la impresión como que también hacemos “vacaciones de nuestra fe”. Y a veces no es sólo impresión, sino que realmente pasamos unas vacaciones totalmente paganas: playa, fiesta, siesta, buena comida… pero no hay tiempo alguno para Dios.
  • Hace años me encontré a un sacerdote que estaba en una parroquia vecina a una de las mías y que venía de vacaciones. Le pregunté cómo le había ido y me dijo que “de maravilla”. Al preguntarle dónde había celebrado la Santa Misa me respondió: “¡Hombre, si estaba de vacaciones!”

Domingo XI del T.O. (B) (16 junio 2024)

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Domingos y Festivos.

arbol-de-mostaza

“El Reino de Dios viene a ser como un hombre que echa la semilla sobre la tierra, y, duerma o vele noche y día, la semilla nace y crece, sin que él sepa cómo. Porque la tierra produce fruto ella sola: primero hierba, después espiga y por fin trigo maduro en la espiga. Y en cuanto está a punto el fruto, enseguida mete la hoz, porque ha llegado la siega. Y decía: -¿A qué se parecerá el Reino de Dios?, o ¿con qué parábola lo compararemos? Es como un grano de mostaza que, cuando se siembra en la tierra, es la más pequeña de todas las semillas que hay en la tierra; pero, una vez sembrado, crece y llega a hacerse mayor que todas las hortalizas, y echa ramas grandes, hasta el punto de que los pájaros del cielo pueden anidar bajo su sombra. Y con muchas parábolas semejantes les anunciaba la palabra, conforme a lo que podían entender; y no les solía hablar nada sin parábolas. Pero a solas, les explicaba todo a sus discípulos”.

Jesús hace una comparación del Reino de Dios con un hombre que echa una semilla en su campo. Si la semilla y la tierra son buenas Dios hará crecer la semilla, y ésta dará fruto a su debido tiempo, aunque el hombre no sepa cómo.

Dios nos da la gracia y Él mismo la hace crecer. Nuestra función es no poner obstáculo a su crecimiento. Nuestros pecados y nuestra mediocridad actúan como cizaña que no deja crecer el trigo, o si crece no lo hace como Dios esperaba. En cambio, si no ponemos obstáculos, esa semilla crecerá mucho, cual grano de mostaza, y se transformará en un gran árbol.

El Señor también dice que nuestra fe ha de ser como un grano de mostaza. La semilla de la mostaza es una de las más pequeñas, pero cuando crece se transforma en un árbol gigante. 

Domingo X del T.O. (B) (9 junio 2024)

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Domingos y Festivos.

madre hermanos

"En aquel tiempo, Jesús llegó a casa con sus discípulos y de nuevo se juntó tanta gente que no los dejaban ni comer. Al enterarse su familia, vinieron a llevárselo, porque se decía que estaba fuera de sí.

Y los escribas que habían bajado de Jerusalén decían:

«Tiene dentro a Belzebú y expulsa a los demonios con el poder del jefe de los demonios».

Él los invitó a acercarse y les hablaba en parábolas:

«¿Cómo va a echar Satanás a Satanás? Un reino dividido internamente no puede subsistir; una familia dividida no puede subsistir. Si Satanás se rebela contra sí mismo, para hacerse la guerra, no puede subsistir, está perdido. Nadie puede meterse en casa de un hombre forzudo para arramblar con su ajuar, si primero no lo ata; entonces podrá arramblar con la casa.

En verdad os digo, todo se les podrá perdonar a los hombres: los pecados y cualquier blasfemia que digan; pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre».

Se refería a los que decían que tenía dentro un espíritu inmundo.

Llegan su madre y sus hermanos y, desde fuera, lo mandaron llamar.

La gente que tenía sentada alrededor le dice:

«Mira, tu madre y tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan».

Él les pregunta:

«Quiénes son mi madre y mis hermanos?».

Y mirando a los que estaban sentados alrededor, dice:

«Estos son mi madre y mis hermanos. El que haga la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre»".

Jesús siempre iba de un lugar a otro acompañado de sus discípulos. No perdía el tiempo. Entorno a Él siempre se reunía un gran número de personas deseosas de escucharle y de pedirle ayuda por su enfermos y necesidades.

Solemnidad del Corpus Christi (2 junio 2024)

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Domingos y Festivos.

Corpus-Christi Copiar
 
«Mi carne es verdadera comida,
y mi Sangre verdadera bebida;
el que come mi Carne, y bebe mi Sangre,
en Mí mora, y Yo en él.» 
(Jn 6, 56-57)

Esta fiesta se comenzó a celebrar en Lieja en 1246, siendo extendida a toda la Iglesia occidental por el Papa Urbano IV en 1264, teniendo como finalidad proclamar la fe en la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía. Presencia permanente y substancial más allá de la celebración de la Misa y que es digna de ser adorada en la exposición solemne y en las procesiones con el Santísimo Sacramento que entonces comenzaron a celebrarse y que han llegado a ser verdaderos monumentos de la piedad católica. Este es el día de la Eucaristía en sí misma, ocasión para creer y adorar, pero también para conocer mejor la riqueza de este misterio a partir de las oraciones y de los textos bíblicos.

 El Espíritu Santo después del dogma de la Trinidad nos recuerda el de la Encarnación, haciéndonos festejar con la Iglesia al Sacramento por excelencia, que, sintetizando la vida toda del Salvador, tributa a Dios gloria infinita, y aplica a las almas, en todos los tiempos, los frutos  extraordinarios de la Redención.  Si Jesucristo en la cruz nos salvó, al instituir la Eucaristía la víspera de su muerte, quiso en ella dejarnos un vivo recuerdo de la Pasión. El altar viene siendo como la prolongación del Calvario, y la misa anuncia la muerte del Señor. Porque en efecto, allí está Jesús como víctima, pues las palabras de la doble consagración nos dicen que primero se convierte el pan en Cuerpo de Cristo, y luego el vino en Su Sangre, de manera que, ofrece a su Padre, en unión con sus sacerdotes, la sangre vertida y el cuerpo clavado en la Cruz.

Domingo de la Santísima Trinidad (B) (26 mayo 2024)

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Domingos y Festivos.

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 (San Mateo 28: 16-20)

Definimos el Misterio de la Santísima Trinidad como nuestra fe en la existencia de un solo Dios en tres Divinas Personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. 

Dios nos reveló en qué consistía el misterio, pero no el misterio en sí mismo. En otras palabras, sabemos que hay un solo Dios en tres Personas, pero no entendemos cómo eso puede ser posible. Es por esa razón que le seguimos llamando “misterio”. Tendremos que esperar al cielo para conocer algo más sobre ese misterio de la Santísima Trinidad.

La teología es la ciencia que trata de profundizar y explicar (hasta donde se puede) las verdades de nuestra fe. Es por ello que la teología se preocupa de “explicarnos” o dar un poco de luz al contenido de este misterio trinitario.

Solemnidad de Pentecostés (B) (19 mayo 2024)

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Domingos y Festivos.

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Jn 20: 19-23

“Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros.» Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor. Jesús les dijo otra vez: «La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío.» Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.»”

Celebramos hoy la Solemnidad de Pentecostés.

Cincuenta días después de la Resurrección de Jesucristo, y diez días después de su Ascensión, Jesús, como había prometido, nos mandó su Espíritu para que se hiciera realidad en nosotros la nueva vida que Él nos había conseguido a través de su muerte y resurrección

En aquel tiempo fueron los apóstoles y la Virgen María quienes, reunidos en el Cenáculo, recibieron el Espíritu Santo.  Ahora, somos nosotros quienes le recibimos a través de los sacramentos.

Con el Espíritu Santo recibimos una nueva vida, la vida sobrenatural, que nos hace hijos de Dios por adopción, receptores de sus dones y frutos (Gal 5:22-23). El Espíritu Santo es para nuestras almas lo que el corazón es para nuestro cuerpo. Sin corazón no podemos vivir; pues sin el Espíritu Santo en nosotros estamos “espiritualmente muertos”. Por la gracia santificante que nos da el Espíritu somos hechos hijos de Dios; y como hijos, herederos del premio eterno del cielo.

Solemnidad de la Ascensión (B) (12 mayo 2024)

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Domingos y Festivos.

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(San Marcos 16: 15-20)

“Y les dijo: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará. Estas son las señales que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien.» Con esto, el Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al cielo y se sentó a la diestra de Dios. Ellos salieron a predicar por todas partes, colaborando el Señor con ellos y confirmando la Palabra con las señales que la acompañaban.”

Celebramos hoy la Solemnidad de la Ascensión del Señor a los cielos. Fiesta que en años anteriores se solía celebrar en jueves, pero que por motivos pastorales se suele trasladar al siguiente domingo.

Tal día como hoy, Jesús, después de haberse encarnado y permanecer con nosotros durante más de treinta años, volvía al Seno del Padre. Desde entonces, Jesús ya no estará físicamente presente entre nosotros hasta que lo volvamos a ver de nuevo en su Segunda Venida al final de los tiempos cuando venga a consumar este mundo y celebrar el Juicio Final.

Pero a pesar de que Jesús se marchó, Él siempre ha permanecido con nosotros, cumpliendo así su promesa: “Yo estaré con vosotros para siempre hasta la consumación del mundo” (Mt 28:20b); pero esta presencia ya no es física, aunque sí es real: a través del sacramento de la Eucaristía.

6º Domingo de Pascua (B) (5 mayo 2024)

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Domingos y Festivos.

1last supper

(Jn 15: 9-17)
Amar como Cristo nos ama

Es al final de la vida pública del Señor, en el discurso de la Última Cena, cuando Él nos da el Mandamiento Nuevo: “Amaos los unos a los otros como yo os he amado” (Jn 13, 34).

Con este nuevo mandamiento, el amor al prójimo alcanza su más profunda dimensión. Ya no es el hombre la medida del amor a los demás, sino el amor que Jesucristo le tiene. Un amor que ya no era puramente humano, sino que está sobrenaturalizado por el poder del Espíritu Santo.

Con ello, el amor del hombre adquiere una nueva dimensión que hasta entonces había sido totalmente impensable e imposible de cumplir. Impensable, pues teníamos que amar al modo divino-humano; e imposible, porque para ello necesitábamos la gracia; es decir el poder del Espíritu Santo. Sólo ahora es cuando se entiende que es posible dar la vida por amor, incluso por los enemigos; pues en realidad ya no hay enemigos. “Nadie demuestra mayor amor que aquél que da la vida por sus amigos”(Jn 15:13).

Cuando el cristiano de hoy día sustituye el término “caridad” por el de “solidaridad” en las relaciones con sus semejantes, lo que está haciendo en realidad es dar un paso atrás. Abandona el Mandamiento Nuevo para volver a la Ley Mosaica. Esta es una manifestación más del rechazo que el cristiano de hoy tiene de los preceptos y modos de vivir propiamente cristianos, para volver a vivir una ética puramente naturalista, donde ya no se cree en lo sobrenatural, y donde todo queda reducido a este mundo terreno.

Sólo el cristiano de verdad es capaz de amar así, “como Cristo nos amó”.

Pero la pregunta es: ¿Y tú de qué modo amas a los demás? ¿Eres capaz de amar como Cristo nos amó? ¿Eres capaz, estando clavado en la cruz, de decir a Dios: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”? ¿O todavía estás “en el ojo por ojo y diente por diente”?

Hay una nueva forma de amar, que es la propia de los cristianos. Es la forma de amar que Cristo nos enseñó y que nosotros tenemos que practicar si de verdad queremos ser sus discípulos: Amando como Él nos enseñó; amando como Él nos amó. En una palabra, amando como Dios ama.

5º Domingo de Pascua (B) (28 abril 2024)

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Domingos y Festivos.

vidsarmientos

Jn 15: 1-8

Parábola de la vid y los sarmientos

“Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el labrador. Todo sarmiento que en mí no da fruto lo corta, y todo el que da fruto lo poda para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado.

  • Jesucristo se identifica como la vid a la cual hemos de estar unidos para dar fruto. Su Padre es el labrador que cuida de nosotros.
  • Si no damos fruto somos cortados y echados al fuego.
  • Aquellos que dan fruto son podados para que den más fruto.

Permaneced en mí y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no permanece en la vid, así tampoco vosotros si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, porque sin mí no podéis hacer nada.

  • Permaneced en mí, significa estar unidos a Cristo a través de la fe, la gracia y las buenas obras.
  • Si no estamos unidos a Él no podremos dar fruto verdadero. ¡Cuántos hombres viven toda su vida separados de Cristo! En esta vida nunca darán fruto a los ojos de Dios. En la vida futura lo único que les espera es ser cortados y arrojados al fuego.
  • Sin Cristo no podemos hacer nada.

Si alguno no permanece en mí es arrojado fuera, como los sarmientos, y se seca; luego los recogen, los arrojan al fuego y arden. Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y se os concederá.

  • El Señor nos da la clave para que nuestra oración sea escuchada: permanecer unidos a Él. Si así lo hacemos: “pedid lo que queráis y se os concederá”.

En esto es glorificado mi Padre, en que deis mucho fruto y seáis discípulos míos”.

  • Si estamos unidos a Él daremos fruto. Y si damos fruto, también daremos gloria a Dios.

4º Domingo de Pascua (B) (21 abril 2024)

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Domingos y Festivos.

buen pastor

Jn 10: 11-18

“Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por sus ovejas. El asalariado, el que no es pastor y al que no le pertenecen las ovejas, ve venir el lobo, abandona las ovejas y huye -y el lobo las arrebata y las dispersa-, porque es asalariado y no le importan las ovejas. Yo soy el buen pastor, conozco las mías y las mías me conocen. Como el Padre me conoce a mí, así yo conozco al Padre, y doy mi vida por las ovejas. Tengo otras ovejas que no son de este redil, a ésas también es necesario que las traiga, y oirán mi voz y formarán un solo rebaño, con un solo pastor. Por eso me ama el Padre, porque doy mi vida para tomarla de nuevo. Nadie me la quita, sino que yo la doy libremente. Tengo potestad para darla y tengo potestad para recuperarla. Éste es el mandato que he recibido de mi Padre”.

Jesucristo instituyó pastores (Iglesia docente) y ovejas (Iglesia discente) en la Iglesia fundada por Él. Esta estructura no se puede cambiar, pues así lo determinó Él. Los pastores son también parte del rebaño, pero su misión es distinta. Un rebaño necesita de un pastor para que las ovejas no se descarríen. Cuando el pastor no ejerce sus funciones entonces se produce el caos entre las ovejas. Del hecho de que el pastor sea bueno o malo depende que muchos se salven o se condenen.

El Señor nos habla también en esta alegoría de cuáles han de ser las cualidades del buen pastor. Estas no han de ser otras que las mismas que tiene el Buen Pastor, Jesucristo. El pastor ha de actuar, pensar y vivir como Jesucristo.