hondon5.jpg

Cuentos con moraleja: "El poder curativo del bigote del león"

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Cuentos con moraleja.

caraleonpeq

Volvió de la guerra con gran alegría de su mujer. Pero no era ya el mismo. Se pasaba el día sentado, la mirada perdida, brusco, sin sonreír, sin contar nada. La esposa buscó al brujo del poblado. Le expuso el caso y pidió algo que curase a su marido.

El brujo le dijo:

—Sí, lo haré, pero necesito un pelo del bigote de un león.

Ella regresó asustada a casa, pero decidió salir en busca del terrible animal. Cuando lo divisó quedó paralizada del miedo, pero el león huyó. Ella salía a la selva cada atardecer: siempre esperaba inmóvil pero cada día se aproximaba algo más. Hasta que por fin, acostumbrado el animal, se acercó y ella le dio un poco de leche. Así una y otra vez, con diferentes “regalos”.

Un día se aventuró a tocarle y el animal no huyó, ronroneando de placer por la caricia.

—Necesito algo de ti pero no deseo hacerte daño —le susurró la mujer cuando ya resultaba cercano y amigo.

Cuentos con moraleja: "El pueblo que desapareció bajo las aguas"

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Cuentos con moraleja.

Banaue

Hace ya mucho, pero que mucho tiempo, había un misionero en Filipinas destinado a cuidar de los cristianos de varios pueblecitos. Para hablarles del amor de Dios y de los caminos que a veces utilizaba para enseñarles, solía inventarse cuentos sencillos como éste, cargados de una profunda moraleja.

Había en las costas de Filipinas a mediados del siglo XX un pequeño pueblo llamado Hinuatán lleno de pescadores y campesinos bastante descreídos. Sus gentes vivían de la pesca y del arroz que cultivaban en los arrozales de las laderas de las montañas cercanas al pueblo.

Casi en lo alto de la montaña que miraba al pueblo y al mar vivía un anciano con su nieto. Desde allí contemplaban el ir y venir de los pescadores con sus barcas y de los campesinos cuando iban a sus arrozales. Conocían y amaban a todos los vecinos y a éstos les gustaba saber que, desde la altura, el abuelo velaba por ellos con afecto.

Un día, estando ya el arroz casi maduro y las rubias espigas balanceándose al viento y al sol, el abuelo oteaba a lo lejos preocupado. Había percibido algo extraño. A lo lejos se levantaba una gigantesca cortina de agua, como si el mar y el cielo se hubiesen unido. El abuelo se puso la mano en la frente, a modo de visera, para observar mejor. Al cabo de unos instantes, se volvió hacia la casa y gritó:

— ¡Juan! vete al fuego y trae dos tizones encendidos! ¡Corre!

Cuentos con moraleja: "El sufrimiento de una espiga"

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Cuentos con moraleja.

espigasp

Hace unos días cayó en mis manos este maravilloso cuento que, sin conocer su autor, ahora les transmito.

En un trigal, cuyas mieses el sol iba dorando a sus fueros, una espiga arrogante crecía muy cargada de hechizos y ensueños. Era esbelta, gallarda y tan buena, que todo su empeño lo cifraba en crecer y adentrarse en la gloria del Cielo.

El Señor, que sus sueños sabía, la miraba benigno y risueño y firmes promesas le hacía, de atraerla algún día a su Seno. Y la espiga  soñaba y crecía…, y esperando alcanzar sus anhelos, se pasaba las horas jugando en el dulce columpio del viento.

Una tarde muy larga de estío, presentose en el campo un labriego, que con hoz despiadada y  cortante  fue segando el precioso  terreno. Y alarmada decía:

¡A mí no! ¡A mí no!, -la inocente espiguita del cuento.

—¡A mí no! Porque estoy designada para alzarme con mi tallo hasta el Cielo.

Pero el hombre tal vez distraído, derribola de un golpe certero, destruyendo con él su ventura y el  hermoso ideal de sus sueños.

Cuentos con moraleja: "¡Quitadme los zapatos!"

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Cuentos con moraleja.

zapatosbarro

San Felipe Neri consideraba que la primera virtud de un santo es la humildad. Había en su época una religiosa de la que todos hablaban, pues se decía que tenía revelaciones. Un día, el Papa mandó precisamente al padre Felipe a aquel convento para que valorara la santidad de la monja.

El tiempo empeoró y la lluvia caía como sólo Dios la sabe mandar, así que Felipe Neri se puso de barro hasta las rodillas.

Llegado al convento, preguntó enseguida por la monja y…. ahí viene: seria, muy seria, afligida, totalmente perdida en Dios.

El santo se sienta, extiende la pierna y dice a la monja:

—¡Quitadme los zapatos!

La monja se enfureció. Alzó el mentón y permaneció inmóvil e indignada.

Cuentos con moraleja: "La radio perdida"

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Cuentos con moraleja.

7621800033093_1.jpg

Tres amigos, al salir del trabajo, quedaron en un parque de la vecindad para charlar un rato. Sentados en un banco comentaban las últimas noticias y algunos chistes. El más joven se llamaba Javier. Los otros le notaron un poco tenso pues estaba esperando la llegada del autobús para ir al hospital a ver a una amiga suya.

De repente su rostro cambió, pues al levantarse del banco vio que el pequeño paquete que había dejado sobre el banco había desaparecido. Estaba seguro de que lo tenía cuando salió del trabajo, pero allí no estaba. Javier comenzó a buscarlo entre unos arbustos que había detrás del banco. Viendo su preocupación, sus amigos le ayudaron en la búsqueda. Era un paquete en el que llevaba un transistor. Y, como para aclarar su preocupación por la pérdida, añadió:

—Me gusta ir al Hospital Provincial de vez en cuando y visitar especialmente a los enfermos más ancianos que allí se encuentran. El otro día conocí a la señora Elena, una mujer de cerca de 80 años que no tiene familia y siempre está muy sola y triste. Estuve hablando un buen rato con ella, pues necesitaba el consuelo de algún amigo con quien hablar y desahogarse. Hoy, al dejar el trabajo, me dije: “le voy a regalar un pequeño transistor para que no se sienta tan sola”...

Después de buscar durante un buen rato sin éxito, se fueron a sus casas, no sin antes decirle Javier a sus amigos:

—Si encontráis el paquete por casualidad, poned en él mi tarjeta y el nombre de la señora Elena y lo lleváis a la recepción del hospital para que se lo entreguen.

Cuentos con moraleja: "Un hilo lleno de nudos"

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Cuentos con moraleja.

MMQgg

Cada uno de nosotros está atado a Dios con un hilo. Cuando cometemos una falta rompemos ese hilo. Cuando nos arrepentimos, Dios hace un nudo con el hilo. Por ello, el hilo queda más corto que antes, pero nosotros estamos un poco más cerca de Dios. Así con fallos y arrepentimientos, de nudo en nudo, nos vamos acercando a Dios.

Cuentos con moraleja: "Los binoculares de Dios"

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Cuentos con moraleja.

binoculares.png

El cuento de hoy trata de un difunto, anima bendita camino del cielo donde esperaba encontrarse con Dios para el juicio final. En la conciencia, además de llevar muchas cosas negras, tenía muy pocas positivas que hacer valer. Buscaba ansiosamente recuerdos de buenas acciones que había hecho en sus largos años de usurero. Después de mucho buscar sólo encontró algunos recibos donde ponía: “Dios me lo ha pagado”.

La cercanía del juicio de Dios lo tenía muy preocupado.

Se acercó despacito a la entrada principal, y se extrañó mucho al ver que allí no había que hacer cola. O bien no había demasiados clientes o quizá los trámites se realizaban sin complicaciones.

Quedó realmente desconcertado cuando se percató no sólo de que no se hacía cola sino que las puertas estaban abiertas de par en par, y además no había nadie para vigilarlas. Hizo palmas y gritó el Ave María Purísima. Pero nadie le respondió. Miró hacia adentro, y quedó maravillado de la cantidad de cosas bonitas que se distinguían. Pero no vio a nadie; ni ángel, ni santo, ni nada que se le pareciera. Se animó un poco más y la curiosidad lo llevó a cruzar el umbral de las puertas celestiales. Y nada. Se encontró dentro del paraíso sin que nadie se lo impidiera.

Cuentos con moraleja: "La llamada de Dios"

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Cuentos con moraleja.

P7092899 

Taisid, se quedó huérfano de madre desde muy niño, por tanto no tuvo el dulce calor de una madre. Sólo recordaba que siendo él niño, los sacerdotes vestidos de negro se la llevaron un día de casa para siempre.

A los quince años marchó del pueblo en busca de aventuras. Y se enroló en la embarcación de unos piratas y pescadores de perlas. En el barco, casi todos los días había riñas, broncas y golpes. Pero aquella vida aventurera por puertos y mares buscando perlas en el fondo del mar no le daban la alegría y la paz que él buscaba para su alma.

Un día, navegando en mar tranquila, sopló el viento con tal fuerza que los marineros no podían gobernar la embarcación. De pronto, sintieron un fuerte golpe en el fondo de la nave. Esta quedó quieta. Habían encallado.

El jefe de la tripulación llamó al joven Taisid, le hizo ponerse el traje de buzo para que descendiera y observara bien el casco del buque por si había alguna avería. Taisid bajó. Examinó el casco del buque y vio que estaba intacto, pero el barco estaba aprisionado entre dos rocas. Había que esperar, pues, a que subiese la marea para que el barco flotara de nuevo.

Taisid, antes de subir a la superficie, miró a todas partes y vio, con gran sorpresa, un esqueleto humano. Se acercó a él y vio que, rodeándole el cuello, tenía una cadenita de plata y en ella un relicario. Cogió el joven pescador la cadenita y el relicario. Subió a cubierta y dio cuenta al patrón del estado del buque.

Cuentos con moraleja: "El milagro de Cebreiro"

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Cuentos con moraleja.

capilla o cebreiropp

En realidad este relato no es un cuento sino un hecho real que según cuentan los historiadores ocurrió en la aldea de Cebreiro entre el siglo XIII y el XIV

Los romanos fueron quienes abrieron una vía de acceso a Galicia a través del puerto de Piedrahita del Cebreiro, que tiene 1.109 metros de altitud. Desde allí, se divisan varios montes y valles que forman una bella policromía con sus colores verdes, azules y rosáceos. En el invierno la nieve cubre de blanco muchos días los montes, las casas y el pequeño monasterio.

El camino hecho por los romanos, fue después paso obligado para ir de toda España a Santiago de Compostela. Por él caminaron gentes de diversas razas y peregrinos de la fe, siguiendo el camino trazado por el cielo: la Vía Láctea o Camino de Santiago. Por allí pasaron reyes y príncipes, santos y pecadores, guerreros y gentes de paz. Pasaron y siguen pasando, pues siempre hay razones para ir a Compostela, ganar el Jubileo y postrarse ante el cuerpo del apóstol.

MilagroDeCebreiroUn día del siglo XIV, otros dicen que en el XIII, en que la nieve borraba los caminos, un campesino de Barxamaior llamado Juan Santín, sintió deseo de oír misa y, sin reparar en el tiempo que hacía y el difícil camino, se dirigió al monasterio del Cebreiro, sin importarle la nieve ni el frío. Llegó al templo, cansado y empapado, sin apenas aliento. Uno de los monjes, al verle llegar, menospreció el sacrificio del campesino; se mofó del esfuerzo realizado y le dijo que una Misa no merecía tanto sacrificio. La falta de fe del monje se estrelló ante la firmeza de la fe del campesino. Nada replicó al monje que se había burlado. Calló, pero en el fondo de su corazón sintió una nueva alegría.

Cuentos con moraleja: "El valor del sacrificio"

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Cuentos con moraleja.

llevando la cruz

Un anciano sacerdote que llevaba más de 50 años destinado en Guanay (Bolivia), todos los años, al comenzar la Cuaresma, solía dar alguna charla sobre la misma a sus parroquianos más fieles. Dándose cuenta de que la vida fácil y cómoda iba siendo un obstáculo para muchos de ellos para perseverar en la fe, les relató este cuento:

Había una vez un padre con tres hijos. Los llamó y les dijo:

—Hijos míos, yo ya soy muy viejo. Voy a morir y vosotros no conocéis aún el poblado del que vienen vuestros antepasados. Así que poneos en marcha, id y saludad a la familia. Pero tendréis que ir a pie, porque no hay caminos, pero para lo que pueda haceros falta cada uno llevará un tronco de árbol que yo os daré.

El poblado estaba muy lejos, pero los hijos obedecieron. Al poco de comenzar a caminar, el mayor dijo:

—Lo que papá nos pide es absurdo; es imposible andar con este peso encima.

Así que tiró el tronco, y continuó el camino mucho más rápido que sus dos hermanos.

Más adelante, el segundo dijo:

—Nuestro hermano mayor tiene razón, pero como no quiero desobedecer a papá, cortaré el tronco por la mitad para aligerar la carga.

El hermano menor quedó rezagado, con su gran tronco a cuestas, preguntándose por qué su padre les hacía sufrir así. Pero, a pesar de no comprender, siguió con su carga, fiel a lo que el padre les había dicho.

Cuentos con moraleja: "La devoción a la Virgen le salvó la vida"

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Cuentos con moraleja.

457748519_914322534066203_8402455127566467813_n.jpg

Una de las cantigas de Alfonso X el Sabio dice así:

Había en Toulouse un conde muy apreciado que tenía por criado a un hombre que hacía una vida como la de un religioso. Entre otros muchos bienes que este criado hacía, amaba más que nada a Santa María, de forma que no quería Oír otra Misa sino la suya. Otros criados que con él andaban le tenían envidia, y procuraban enemistarlo con el conde. Y tanto hablaron con el conde, y de tales cosas le acusaron al hombre, que el conde mandó darle una muerte dolorosa.

Y para que no se supiese qué clase de muerte le iba a dar, el conde mandó llamar presto a un calero, (encargado de hacer hornos de cal) y le mandó encender un gran horno, de leña muy gruesa, pero que no hiciese mucho humo. Y le mandó que, al primer hombre de los suyos que llegara, lo cogiese enseguida y sin demora lo echase al horno, para que ardiese allí su carne.