bolnuevo2012_(14).jpg

La ideología de género y la destrucción de los niños (2 de 5)

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Teología y Catecismo.

genero2

La educación juega un papel fundamental en el desarrollo equilibrado de la personalidad femenina y masculina por medio de la potenciación de las virtudes y aptitudes peculiares de cada una. La educación desde las primeras etapas de la vida sirve para regular ese núcleo innato y natural que todos llevamos dentro.[1] Por ello, aquellos métodos educativos que den el tratamiento adecuado a las especificidades propias de cada sexo, serán sin duda los más adecuados para lograr el equilibrio personal y humano que todo niño precisa para alcanzar la madurez.

Frente a estos ideales que siempre animaron la enseñanza, examinemos algunos de los principios que ya se están aplicando en un gran número de  escuelas y que tienen como punto de partida la ideología de género:

“El adoctrinamiento ha de comenzar cuanto antes para que carezcan de conceptos morales y de barreras éticas, para que estén inermes ante la ideología y sean manipulables y tiernos como el tallo de un árbol joven. Siempre desde el buenismo de la igualdad, el respeto al diferente y la no violencia, el niño ha der ser adiestrado en un mundo neutro, sin hombres y mujeres, sin referentes ni identidad sexual. Su identidad ha de ser el género.

La ideología de género y la destrucción de la familia (1 de 5)

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Teología y Catecismo.

462267622_946025727562550_4008575048260462097_n.jpg

Aunque la raíz inmediata de la ideología de género se coloca en el contexto de la cuestión femenina, su más profunda motivación debe buscarse en la tentativa de la persona humana de liberarse de sus condicionamientos biológicos y en último término, de su naturaleza, tal como Dios la creó.

Toda la antropología cristiana tiene su base y punto de partida en los tres primeros capítulos del Génesis. En ellos aparece claramente una verdad revelada: el hombre fue creado por Dios con una naturaleza determinada y concreta; naturaleza hecha a imagen y semejanza de Dios. La humanidad se articula pues, desde su origen, sobre lo femenino y lo masculino, que son así revelados como pertenecientes ontológicamente a la creación y al ser del hombre.

Significado del Adviento

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Teología y Catecismo.

adviento

El Adviento, preparación para la Navidad

Tiempo para prepararse y estar en gracia para vivir correctamente la Navidad

Significado del Adviento

La palabra latina "adventus" significa “venida”. En el lenguaje cristiano se refiere a la venida de Jesucristo. La liturgia de la Iglesia da el nombre de Adviento a las cuatro semanas que preceden a la Navidad, como una oportunidad para prepararnos en la esperanza y en el arrepentimiento para la llegada del Señor.

El color litúrgico de este tiempo es el morado que significa penitencia.

El Año Litúrgico

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Teología y Catecismo.

Se llama "Año Litúrgico" al modo de distribuir el año dentro de la Iglesia Católica. Comienza con el Tiempo de Adviento (fines de noviembre o primeros de diciembre) y acaba con la Fiesta de Cristo Rey (fines de noviembre)

Está formado por diferentes "Tiempos": Adviento, Navidad, Cuaresma, Semana Santa, Pascua y Tiempo Ordinario.

Cada uno de estos "Tiempos" tiene unas fiestas y celebraciones muy importantes para nuestra fe: Navidad: Nacimiento de Cristo. Semana Santa: Muerte y Resurrección de Cristo...

calendario lit1

Este otro dibujo puede ayudar mucho a los niños para memorizar mejor los diferentes "Tiempos" del Año Litúrgico

Rezando por nuestros difuntos: El Purgatorio

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Teología y Catecismo.

purgatorio 3 C

El Purgatorio es la obra maestra de la justicia y de la misericordia de Dios. San Juan en el Apocalipsis nos dice que nada manchado puede entrar en la Jerusalén celeste, esto es, en el Paraíso (Apocalipsis 21, 27)

Pocas son, sin embargo, las almas privilegiadas que llegan al momento supremo de la muerte con la inocencia bautismal. El Espíritu Santo nos dice que aun el justo peca siete veces, o sea, muchas (Proverbios 24, 16). Todos faltamos y nos manchamos con muchas culpas, si no mortales, por lo menos veniales. Es cierto que con el arrepentimiento y con los Sacramentos podemos obtener el perdón de la misericordia divina, pero queda siempre la pena temporal que pagar. Para ello no es suficiente la pequeña penitencia que nos impone el confesor y las pocas penitencias y mortificaciones que nosotros mismos hacemos voluntariamente. Además, ¿quién nos asegura que en el momento de la muerte podremos lavar todas las culpas, aun las veniales, con una buena confesión? Desgraciadamente, aun cuando –como esperamos– nos presentemos delante del tribunal de Dios sin culpas graves, tendremos todavía muchas deudas que pagar y muchas imperfecciones que purificar.

¿Por qué es ilícito el uso de anticonceptivos? Y otros temas adyacentes

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Teología y Catecismo.

responsable

En este artículo hablaré de tres apartados muy importantes de la “castidad matrimonial cristiana”: El primero hace referencia a la licitud o no de los métodos anticonceptivos. El segundo habla del concepto cristiano de la paternidad responsable. Y el tercero, sobre la licitud o no de la fecundación artificial.

Es un tema realmente importante para la vida espiritual del matrimonio; pero del que apenas se oye hablar a los sacerdotes, bien por miedo, bien porque no se tengan las ideas claras. Por otro lado, los matrimonios normalmente no suelen preguntar al sacerdote, unas veces por pudor, otras por comodidad y otras, porque no encuentren a nadie de confianza que les pueda ayudar. De hecho es el problema que suele separar más matrimonios de la Confesión y Comunión. Por esa razón, intentaré hablar con claridad y resumir al máximo.

La devoción al Ángel Custodio (del Padre Pío)

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Teología y Catecismo.

pioyangelEl Padre Pío tenía una singular, delicada y respetuosa devoción al Ángel Custodio. Su «pequeño compañero de infancia», «el buen Angelito», fue siempre una ayuda para él. Fue el amigo obediente, cumplidor, puntual que, como gran maestro de santidad, ejerció sobre él un estímulo continuo para avanzar en el ejercicio de todas las virtudes.

Su actuación constante y discreta le sirvió de guía, de consejo, de apoyo.

Si, por una rabieta del demonio, le llegaban emborronadas de tinta las cartas de su confesor, sabía qué hacer para poder leerlas, porque «el angelito le había indicado que, cuando llegase la carta, antes de abrirla, la rociase con agua bendita» (Ep I, 321).

Cuando recibía una carta escrita en francés, era el Ángel Custodio el que le hacía de intérprete: «Si la misión de nuestro Ángel Custodio es importante, la del mío es ciertamente más amplia, porque debe hacer también de maestro en la traducción de otras lenguas» (Ep I, 304).

El Ángel Custodio era el amigo íntimo que por la mañana, después de haberlo despertado, alababa con él al Señor: «Por la noche, al cerrárseme los ojos, veo bajarse el velo y abrirse delante el paraíso; y, confortado con esta visión, duermo con una sonrisa de dulce felicidad en los labios y con una gran tranquilidad en la frente, en espera de que mi pequeño compañero de mi infancia venga a despertarme y, de esta forma, elevar juntos las laudes matutinas al Amado de nuestros corazones» (Ep I, 308).

Los frutos de la Sagrada Comunión

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Teología y Catecismo.

sagradacomunionFrutos de la Comunión en el alma

Según el R. P. Antonio Royo Marín, los principales efectos de la Sagrada Comunión bien recibida son los siguientes:

1) La Eucaristía nos une íntimamente con Cristo y, en cierto sentido, nos transforma en Él. Es el primer efecto y más inmediato puesto que en el recibimos real y verdaderamente el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad del mismo Cristo. “Yo soy el pan de vida… Yo soy el pan que bajó del cielo… Si uno come de este pan vivirá para siempre y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo. En verdad, en verdad, os digo, si no coméis la carne del Hijo del Hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y Yo le resucitaré el último día. Porque mi carne mía es verdadera comida y mi sangre es verdaderamente bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, en Mí permanece y Yo en él. El que come de este pan vivirá eternamente” (Juan, 6, 35-58).

Los alimentos corporales que comemos, los transformamos en carne propia; por el contrario, al comulgar es Cristo quien nos transforma en Él, haciéndonos cada vez más semejantes a Él. El que comulga bien, puede decir con san Pablo: “Cristo vive en mí” (Gálatas, 2, 20). Esto es una maravillosa realidad.

La soberbia: el gran pecado del hombre

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Teología y Catecismo.

soberbia

Desde que el hombre fuera creado por Dios hasta nuestros días; y a pesar de los muchos avances que éste ha experimentado y descubrimientos que ha realizado, siempre ha tenido frente a sí una común tentación: la soberbia. Adán y Eva tuvieron que hacer frente al: “si coméis de este árbol seréis como Dios”. Y sabemos que cayeron en la tentación.

La soberbia es el pecado que ha conducido y seguirá conduciendo a más hombres al infierno. La soberbia es en el fondo la gran tentación que ha de superar todo hombre que vive, y que se reduce sencillamente a dar respuesta a esta pregunta: “¿Me reconoces a Mi como tu Creador? O ¿Prefieres ser tú tu propio dueño y señor?

En los últimos siglos esta tentación se ha disfrazado de multitud de formas y maneras, de tal modo que el hombre a veces no ha sido capaz de reconocerla. Ahora no se presenta tanto como un rechazo a Dios o un deseo de ser como Dios, cuanto un olvido de que hay un Ser Supremo al que tenemos que dar cuenta de nuestras acciones. La cultura actual da culto al cuerpo, a lo material, al bienestar puramente físico. Todo aquello que sea espiritual es minusvalorado, preterido o simplemente olvidado. Los padres se preocupan casi únicamente de la salud de sus hijos, y en cambio se olvidan de enseñarles a rezar, a que vayan a misa…. Aunque parece mentira, un niño cristiano aprende antes a manejar un teléfono móvil que a rezar el Padrenuestro.

El pequeño número de los que se salvan

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Teología y Catecismo.

infierno

Por San Leonardo de Puerto Mauricio

San Leonardo de Puerto Mauricio fue un fraile franciscano muy santo que vivió en el monasterio de San Buenaventura en Roma. Él fue uno de los más grandes misioneros en la historia de la Iglesia. Solía predicar a miles de personas en las plazas de cada ciudad y pueblo donde las iglesias no podían albergar a sus oyentes. Tan brillante y santa era su elocuencia que una vez cuando realizó una misión de dos semanas en Roma, el Papa y el Colegio de Cardenales fueron a oírle. La Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen, la adoración del Santísimo Sacramento y la veneración del Sagrado Corazón de Jesús fueron sus cruzadas. No fue en pequeña medida responsable de la definición de la Inmaculada Concepción hecha poco más de cien años después de su muerte. También nos dio las Alabanzas Divinas, que se dicen al final de la Bendición. Pero el trabajo más famoso de San Leonardo fue su devoción a las Estaciones de la Cruz. Tuvo una muerte santa a sus setenta y cinco años, después de veinticuatro años de predicación sin interrupciones. Uno de los sermones más famosos de San Leonardo de Puerto Mauricio fue “El Pequeño Número de los Que Se Salvan.” Fue en el que se basó para la conversión de grandes pecadores. Este sermón, así como sus otros escritos, fue sometido a examinación canónica durante el proceso de canonización. En él se examinan los diferentes estados de vida de los cristianos, y concluye con el pequeño número de los que se salvan, en relación a la totalidad de los hombres. El lector que medite sobre éste notable texto aprovechará la solidez de su argumentación, la cual le ha valido la aprobación de la Iglesia. Aquí está el vibrante y conmovedor sermón de éste gran misionero.