La ideología de género y la destrucción de los niños (2 de 5)
La educación juega un papel fundamental en el desarrollo equilibrado de la personalidad femenina y masculina por medio de la potenciación de las virtudes y aptitudes peculiares de cada una. La educación desde las primeras etapas de la vida sirve para regular ese núcleo innato y natural que todos llevamos dentro.[1] Por ello, aquellos métodos educativos que den el tratamiento adecuado a las especificidades propias de cada sexo, serán sin duda los más adecuados para lograr el equilibrio personal y humano que todo niño precisa para alcanzar la madurez.
Frente a estos ideales que siempre animaron la enseñanza, examinemos algunos de los principios que ya se están aplicando en un gran número de escuelas y que tienen como punto de partida la ideología de género:
“El adoctrinamiento ha de comenzar cuanto antes para que carezcan de conceptos morales y de barreras éticas, para que estén inermes ante la ideología y sean manipulables y tiernos como el tallo de un árbol joven. Siempre desde el buenismo de la igualdad, el respeto al diferente y la no violencia, el niño ha der ser adiestrado en un mundo neutro, sin hombres y mujeres, sin referentes ni identidad sexual. Su identidad ha de ser el género.