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6º Domingo de Pascua (B) (5 mayo 2024)

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Domingos y Festivos.

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(Jn 15: 9-17)
Amar como Cristo nos ama

Es al final de la vida pública del Señor, en el discurso de la Última Cena, cuando Él nos da el Mandamiento Nuevo: “Amaos los unos a los otros como yo os he amado” (Jn 13, 34).

Con este nuevo mandamiento, el amor al prójimo alcanza su más profunda dimensión. Ya no es el hombre la medida del amor a los demás, sino el amor que Jesucristo le tiene. Un amor que ya no era puramente humano, sino que está sobrenaturalizado por el poder del Espíritu Santo.

Con ello, el amor del hombre adquiere una nueva dimensión que hasta entonces había sido totalmente impensable e imposible de cumplir. Impensable, pues teníamos que amar al modo divino-humano; e imposible, porque para ello necesitábamos la gracia; es decir el poder del Espíritu Santo. Sólo ahora es cuando se entiende que es posible dar la vida por amor, incluso por los enemigos; pues en realidad ya no hay enemigos. “Nadie demuestra mayor amor que aquél que da la vida por sus amigos”(Jn 15:13).

Cuando el cristiano de hoy día sustituye el término “caridad” por el de “solidaridad” en las relaciones con sus semejantes, lo que está haciendo en realidad es dar un paso atrás. Abandona el Mandamiento Nuevo para volver a la Ley Mosaica. Esta es una manifestación más del rechazo que el cristiano de hoy tiene de los preceptos y modos de vivir propiamente cristianos, para volver a vivir una ética puramente naturalista, donde ya no se cree en lo sobrenatural, y donde todo queda reducido a este mundo terreno.

Sólo el cristiano de verdad es capaz de amar así, “como Cristo nos amó”.

Pero la pregunta es: ¿Y tú de qué modo amas a los demás? ¿Eres capaz de amar como Cristo nos amó? ¿Eres capaz, estando clavado en la cruz, de decir a Dios: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”? ¿O todavía estás “en el ojo por ojo y diente por diente”?

Hay una nueva forma de amar, que es la propia de los cristianos. Es la forma de amar que Cristo nos enseñó y que nosotros tenemos que practicar si de verdad queremos ser sus discípulos: Amando como Él nos enseñó; amando como Él nos amó. En una palabra, amando como Dios ama.

5º Domingo de Pascua (B) (28 abril 2024)

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Domingos y Festivos.

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Jn 15: 1-8

Parábola de la vid y los sarmientos

“Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el labrador. Todo sarmiento que en mí no da fruto lo corta, y todo el que da fruto lo poda para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado.

  • Jesucristo se identifica como la vid a la cual hemos de estar unidos para dar fruto. Su Padre es el labrador que cuida de nosotros.
  • Si no damos fruto somos cortados y echados al fuego.
  • Aquellos que dan fruto son podados para que den más fruto.

Permaneced en mí y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no permanece en la vid, así tampoco vosotros si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, porque sin mí no podéis hacer nada.

  • Permaneced en mí, significa estar unidos a Cristo a través de la fe, la gracia y las buenas obras.
  • Si no estamos unidos a Él no podremos dar fruto verdadero. ¡Cuántos hombres viven toda su vida separados de Cristo! En esta vida nunca darán fruto a los ojos de Dios. En la vida futura lo único que les espera es ser cortados y arrojados al fuego.
  • Sin Cristo no podemos hacer nada.

Si alguno no permanece en mí es arrojado fuera, como los sarmientos, y se seca; luego los recogen, los arrojan al fuego y arden. Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y se os concederá.

  • El Señor nos da la clave para que nuestra oración sea escuchada: permanecer unidos a Él. Si así lo hacemos: “pedid lo que queráis y se os concederá”.

En esto es glorificado mi Padre, en que deis mucho fruto y seáis discípulos míos”.

  • Si estamos unidos a Él daremos fruto. Y si damos fruto, también daremos gloria a Dios.

4º Domingo de Pascua (B) (21 abril 2024)

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Domingos y Festivos.

buen pastor

Jn 10: 11-18

“Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por sus ovejas. El asalariado, el que no es pastor y al que no le pertenecen las ovejas, ve venir el lobo, abandona las ovejas y huye -y el lobo las arrebata y las dispersa-, porque es asalariado y no le importan las ovejas. Yo soy el buen pastor, conozco las mías y las mías me conocen. Como el Padre me conoce a mí, así yo conozco al Padre, y doy mi vida por las ovejas. Tengo otras ovejas que no son de este redil, a ésas también es necesario que las traiga, y oirán mi voz y formarán un solo rebaño, con un solo pastor. Por eso me ama el Padre, porque doy mi vida para tomarla de nuevo. Nadie me la quita, sino que yo la doy libremente. Tengo potestad para darla y tengo potestad para recuperarla. Éste es el mandato que he recibido de mi Padre”.

Jesucristo instituyó pastores (Iglesia docente) y ovejas (Iglesia discente) en la Iglesia fundada por Él. Esta estructura no se puede cambiar, pues así lo determinó Él. Los pastores son también parte del rebaño, pero su misión es distinta. Un rebaño necesita de un pastor para que las ovejas no se descarríen. Cuando el pastor no ejerce sus funciones entonces se produce el caos entre las ovejas. Del hecho de que el pastor sea bueno o malo depende que muchos se salven o se condenen.

El Señor nos habla también en esta alegoría de cuáles han de ser las cualidades del buen pastor. Estas no han de ser otras que las mismas que tiene el Buen Pastor, Jesucristo. El pastor ha de actuar, pensar y vivir como Jesucristo.

3er Domingo de Pascua (B) (14 Abril 2024)

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Domingos y Festivos.

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Lc 24: 35-48

Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido en la fracción del pan.

Las experiencias que nosotros tenemos cuando estamos junto a Jesús pueden ser de mucha utilidad para otras personas.

Estaban hablando de estas cosas, cuando él se presentó en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros.»

Cuando el Señor resucitado se presenta ante sus apóstoles y muchos otros, el evangelio lo suele hacer siempre de un modo un tanto “misterioso”: “se presentó en medio de ellos”, “estando las puertas cerradas se presentó en medio de ellos”, “lo reconocieron al partir el pan”; como queriendo hacer notar que el cuerpo resucitado de Jesucristo tenía unas propiedades especiales sobre las cuales no nos da más detalles.

Sobresaltados y asustados, creían ver un espíritu. Pero él les dijo: «¿Por qué os turbáis, y por qué se suscitan dudas en vuestro corazón? Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo. Palpadme y ved que un espíritu no tiene carne y huesos como veis que yo tengo.» Y, diciendo esto, les mostró las manos y los pies.

A pesar de que Jesús le pregunta ¿por qué dudáis? Él se abaja y les enseña las manos y los pies que estaban traspasados por los agujeros de los clavos; incluso luego les ofrece que le palpen para que comprueben que no es un fantasma, sino que tiene carne y huesos.

2º Domingo de Pascua (B) 7 abril 2024

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Domingos y Festivos.

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Jn 20: 19-31

Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros.»

  • Jesús desea que su paz esté con nosotros. El deseo de la paz era el saludo de acostumbrado de cualquier judío; pero en el caso de Cristo, este saludo tiene una dimensión especial. La paz que Jesús desea para nosotros es la que Él nos brinda.

Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor. Jesús les dijo otra vez: «La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío.»

  • Palabras que resuenan a las palabras que dijo en la Última Cena: “haced esto en memoria mía”; y es porque ahora va a terminar de instituir el sacramento del orden que había empezado el Jueves Santo; ahora envía a sus discípulos del mismo modo que Él había sido enviado por su Padre. Y dicho esto, les da poder para perdonar los pecados

Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.»

Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor.»

Solemnidad del Domingo de Resurrección (31 marzo 2024)

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Domingos y Festivos.

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La Pascua celebra la Resurrección de Jesucristo, victorioso sobre la muerte. Su victoria es nuestra victoria. Verdad fundamental de la fe cristiana. Éste es el día que hizo el Señor. La Iglesia se reúne felizmente cansada después de la intensidad de la Vigilia Pascual. El Padre nos recibe en casa, como al hijo pródigo, nos agasaja con un banquete y nos da una túnica nueva.

Según San León Magno, Jesús se apresuró a resucitar cuanto antes porque tenía prisa en consolar a su Madre y a los discípulos.

Hoy comenzamos "los Cincuenta Días de la Pascua," siete semanas más un día–una "semana de semanas" desde ahora hasta la fiesta de Pentecostés. En estos cincuenta días nuestro Señor resucitado nos dirige hacia para andar según un nuevo modo de vida. Nuestro maravilloso Jardinero planta su cruz entre nosotros como nuevo árbol de la vida. Nuestro Buen Pastor nos conduce a los pastos floridos del paraíso.

Domingo de Ramos (24 marzo 2024)

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Domingos y Festivos.

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El Domingo de Ramos es el día en el que recordamos la "entrada triunfal" de Jesús en Jerusalén; exactamente una semana antes de su resurrección (Mateo 21:1-11). Unos quinientos años antes, el profeta Zacarías había profetizado: "Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna."(Zacarías 9:9). Mateo 21:7-9 registra el cumplimiento de esta profecía: “y trajeron el asno y el pollino, y pusieron sobre ellos sus mantos; y él se sentó encima. Y la multitud, que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino; y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían en el camino. Y la gente que iba delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!” Este hecho tuvo lugar el domingo antes de la crucifixión de Jesús.

Mientras esto sucedía, los sacerdotes judíos buscaban pretextos para meterlo en la cárcel, pues les dio miedo al ver cómo la gente lo amaba cada vez más y como lo habían aclamado al entrar a Jerusalén.

Explicación de la Misa del Domingo de Ramos

La Misa se inicia con la procesión de las palmas. Nosotros recibimos las palmas y decimos o cantamos “Bendito el que viene en el nombre del Señor”. El sacerdote bendice las palmas y dirige la procesión. Luego se comienza la Misa. Se lee el Evangelio de la Pasión de Cristo.

Al terminar la Misa, nos llevamos las palmas benditas a nuestro hogar. Se acostumbra colocarlas detrás de las puertas en forma de cruz. Esto nos debe recordar que Jesús es nuestro rey y que debemos siempre darle la bienvenida en nuestro hogar. Es importante no hacer de esta costumbre una superstición pensando que por tener nuestra palma, no van a entrar ladrones a nuestros hogares y que nos vamos a librar de la mala suerte.

5º Domingo de Cuaresma (B) (17 marzo 2024)

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Domingos y Festivos.

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Jn 12: 20-33

Unos griegos se acercaron a Felipe diciendo “…queremos ver a Jesús”

Los griegos, atraídos por lo que oían de Jesús, tenían deseos de conocerle. Los apóstoles hicieron de intermediarios entre ellos y Jesús. Esa misión ahora la cumplen la Iglesia y cada uno de sus apóstoles.

“Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo de hombre. En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto. El que ama su vida, la pierde; y el que odia su vida en este mundo, la guardará para una vida eterna”.

Jesús está hablando de la glorificación que ocurrirá en el momento de su muerte. Sin su muerte no habría fruto. Lo mismo que el grano de trigo ha de morir para dar fruto, del mismo modo el Hijo del hombre ha de morir para que los que le siguen tengan vida eterna.

“Si alguno me sirve, que me siga, y donde yo esté, allí estará también mi servidor. Si alguno me sirve, el Padre le premiará”.

Jesús nos hace la invitación de seguirle. No será la primera vez. “El que quiera ser mi discípulo que lo deje todo, tome su cruz y me siga”. Seguir al Señor significa ir detrás de Él, imitarle en sus virtudes…

4º Domingo de Cuaresma (B) (10 marzo 2024)

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Domingos y Festivos.

IV Domingo de Cuaresma

Jn 3: 14-21

“Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea tenga por él vida eterna. Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios. Y el juicio está en que vino la luz al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra el mal aborrece la luz y no va a la luz, para que no sean censuradas sus obras”.

“Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea tenga por él vida eterna” Jesús establece un paralelismo entre el episodio de las mordeduras de serpientes que cuenta en Antiguo Testamento (Num 21: 8ss) y “la curación” que nos traerá Jesucristo cuando sea levantado como un estandarte.

“…para que todo el que crea tenga por él vida eterna”. Eso será lo que nos curará: nuestra fe. “Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna”. ¡Cuánto nos amará Dios que nos entregó a su propio Hijo como regalo que se así pudiéramos salvarnos!

La razón principal por la que Dios mandó a su Hijo a mundo no fue para juzgarlo, sino para salvarlo: “Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él”.

3er Domingo de Cuaresma (B) (3 marzo 2024)

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Domingos y Festivos.

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El templo es casa de oración

Cada vez es más común ver en los templos una pérdida de respeto más generalizada hacia las cosas sagradas. Los fieles que asisten al culto ya no “saben” cómo estar callados, cómo vestir, cómo comportarse. La mayoría de los templos más parecen mercados públicos, centros médicos, pasarelas de moda o pequeñas discotecas para aficionados, que lugares de culto donde se viva y palpe la presencia de Dios y de lo sagrado.

Conforme las personas van entrando en la iglesia se sienten obligados a saludar a todas las personas con las que se encuentran. Y no digamos cuando la celebración litúrgica acaba. Todo el mundo hablando, los niños corriendo, el sacerdote saludando a unos y otros; y el pobre que quiere dar gracias a Dios no encuentra ni un segundo de paz en lo que debería ser una casa de oración. Parece que se nos han olvidado las palabras del Señor: “Mi casa es casa de oración”. De vez en cuando se oye el “chizzz” de un alma piadosa. De momento se hace silencio que sólo dura unos segundos. Poco a poco el rumor de fondo va aumentando hasta que el ruido y la falta de respeto se hacen otra vez presentes.

Hay muchas personas, de las pocas que todavía van a Misa los domingos, que entran y salen de la iglesia (y que incluso han recibido la Comunión en esa Misa), que han hablado con todo el mundo menos con Dios.

2º Domingo de Cuaresma (B) (25 febrero 2024)

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Domingos y Festivos.

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Mc 9:2-10

 “Pasados seis días, tomó Jesús a Pedro, a Santiago y a Juan, y los condujo solos a un monte alto y apartado y se transfiguró ante ellos”. 

  • Las cosas maravillosas que pueden ocurrir entre cada uno de nosotros y Cristo sólo acontecen “estando en un monte alto y apartado”. Necesitamos estar a solas con Jesús. Dicho de otro modo, descubrir y practicar la oración de verdad. ¡Cuántas cosas maravillosas nos perdemos por no orar a solas con Jesús”

“Sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, como no los puede blanquear lavandero sobre la tierra”.

  • Jesús, hombre, no manifestaba a través de su cuerpo su divinidad, sino que más bien aparecía oculta, lo que se llama kenosis de Cristo. En esta ocasión, la gloria de su divinidad se manifestó corporalmente y algunos de los discípulos fueron capaces de contemplarlo.

“Rabí, bueno es estar aquí. Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, una para Moisés y una para Elías. No sabía lo que decía, porque estaban aterrados”.

  • Automáticamente fueron inundados de asombro, paz e incluso miedo. La presencia de Moisés y Elías, dos personajes centrales del Antiguo Testamento, representando la Ley (Moisés) y los Profetas (Elías) vienen a confirmar a Cristo como Mesías y Redentor.

“Se formó una nube que los cubrió con su sombra, y se dejó oír desde la nube una voz: Este es mi Hijo amado, escuchadle”.

  • Dios Padre también se hizo presente en este momento para confirmar a Cristo como su Hijo Amado y ratificar a los apóstoles en su fe en el Mesías.

“Luego mirando en derredor, no vieron a nadie con ellos, sino a Jesús solo”.

  • Ese mundo maravilloso que a veces se capta en la oración no suele durar mucho. Dios nos suele conducir rápidamente de vuelta al camino de la cruz, que es el más frecuente.