cuatrosantos

Cuentos con moraleja: "La caridad siempre vence"

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Cuentos con moraleja.

37 fondo

Un joven que deseaba ser monje se presentó al abad de un monasterio y le dijo:

-Me gustaría mucho ser un monje, pero no he aprendido nada importante en la vida. Lo único que me enseñó mi padre fue a jugar al ajedrez. Además, aprendí que en un monasterio no se necesita diversión para vivir.

-Puede ser que sí, -respondió el abad-,  ¿pero quién sabe si este monasterio no estará necesitando un poco de ella?

El abad pidió un tablero de ajedrez al hermano portero, pues sabía que le gustaba, y le pidió que jugara una partida con el muchacho. Pero antes de comenzar la partida dijo:

-Aun cuando necesitemos diversión, no podemos permitir que todo el mundo se pase el tiempo jugando al ajedrez. Entonces, solamente conservaremos aquí al mejor de los dos jugadores; si nuestro monje pierde, saldrá del monasterio y dejará la plaza para ti.

El joven comprendió que esta sería la partida más importante de su vida. En ese momento el color de su cara cambió, y un sudor frío ante tamaña responsabilidad le hizo temblar de miedo. La vida y el futuro de dos personas estaban en juego.

El abad se quedó allí mirando mientras que el monje y el muchacho comenzaban la partida. Después de varios movimientos, nuestro candidato comenzó a sacarle delantera al monje y a colocar sus piezas estratégicamente en el tablero. Cada nuevo movimiento, le costaba al monje un profundo suspiro, por no decir otra cosa; ocasionalmente miraba al cielo como buscando inspiración de lo alto, pero sus piezas negras seguían desapareciendo del tablero.

5º Domingo de Pascua (B) (28 abril 2024)

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Domingos y Festivos.

vidsarmientos

Jn 15: 1-8

Parábola de la vid y los sarmientos

“Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el labrador. Todo sarmiento que en mí no da fruto lo corta, y todo el que da fruto lo poda para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado.

  • Jesucristo se identifica como la vid a la cual hemos de estar unidos para dar fruto. Su Padre es el labrador que cuida de nosotros.
  • Si no damos fruto somos cortados y echados al fuego.
  • Aquellos que dan fruto son podados para que den más fruto.

Permaneced en mí y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no permanece en la vid, así tampoco vosotros si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, porque sin mí no podéis hacer nada.

  • Permaneced en mí, significa estar unidos a Cristo a través de la fe, la gracia y las buenas obras.
  • Si no estamos unidos a Él no podremos dar fruto verdadero. ¡Cuántos hombres viven toda su vida separados de Cristo! En esta vida nunca darán fruto a los ojos de Dios. En la vida futura lo único que les espera es ser cortados y arrojados al fuego.
  • Sin Cristo no podemos hacer nada.

Si alguno no permanece en mí es arrojado fuera, como los sarmientos, y se seca; luego los recogen, los arrojan al fuego y arden. Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y se os concederá.

  • El Señor nos da la clave para que nuestra oración sea escuchada: permanecer unidos a Él. Si así lo hacemos: “pedid lo que queráis y se os concederá”.

En esto es glorificado mi Padre, en que deis mucho fruto y seáis discípulos míos”.

  • Si estamos unidos a Él daremos fruto. Y si damos fruto, también daremos gloria a Dios.

La auténtica "paternidad responsable"

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Teología y Catecismo.

familiacristiana

El concepto de “paternidad responsable” se ha convertido en un cajón de sastre donde se hacen muy diferentes interpretaciones; unas realmente cristianas, y otras, que se alejan totalmente de nuestra fe.

La idea de la “paternidad responsable” que se puso de moda después del Concilio Vaticano II,  y más concretamente por el papa Juan Pablo II, quedó reducida desde un inicio por el pueblo fiel y por muchos sacerdotes y teólogos al concepto de “no tener más hijos de los que el matrimonio pueda mantener y educar”; olvidando conceptos que también han de estar presentes como: confiar en Dios, paternidad generosa, sacrificio, los hijos como don de Dios, el concepto de la paternidad como co-creador de la vida junto con Dios, castidad matrimonial, educación cristiana y responsable de los hijos, vivencia de la fe en la familia…

Los Frutos del Espíritu Santo

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Teología y Catecismo.

frutosES

FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO

Del Catecismo:
1832 Los frutos del Espíritu son perfecciones que forma en nosotros el Espíritu Santo como primicias de la gloria eterna. La tradición de la Iglesia enumera doce: ‘caridad, gozo, paz, paciencia, longanimidad, bondad, benignidad, mansedumbre, fidelidad, modestia, continencia, castidad’ (Gal 5: 22-23, vg.).

 Los Doce frutos del Espíritu Santo: 

"El fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí; contra tales cosas no hay ley."  (Gal 5:22-23) 

Cuando el Espíritu Santo da sus frutos en el alma, vence las tendencias de la carne.

Cuando el Espíritu opera libremente en el alma, vence la debilidad de la carne y da fruto.

"Velad y orad, para que no caigáis en tentación; que el espíritu está pronto, pero la carne es débil" (Mt 26:41) 

Obras de la carne: Fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, superstición, enemistades, peleas, rivalidades, violencias, ambiciones, discordias, sectarismo, disensiones, envidias, ebriedades, orgías y todos los excesos de esta naturaleza. (Gal 5: 19).